Francisco en medio de pelea entre
judíos
Parece ser que en el país de Francisco
es donde menos se lo respeta. ¡Por supuesto! Si él no empieza por respetarse a
sí mismo y al Papado que (se supone) representa, entonces ¿qué puede esperarse?
Si se ha colocado una nariz de payaso y hecho payasadas, si ha sido
condescendiente con el pecado, ¿qué respuesta puede esperar? Si hasta su mismo
sobrino lo llamó "pendejo", ¿cómo no iba a salir ahora un “pasquín de cuarta”,
un engendro del demonio disfrazado de “humor” que dirige una judía, a atacarlo de manera salvaje? Porque, atención, estos imbéciles que se amparan en las
libertades de perdición que ninguno de los papas conciliares condenara, estos
degenerados no atacan a Francisco sino que atacan al Papado, estuviere allí
quien estuviere. ¿Qué también han hecho groseras bromas sobre el “holocausto" y
demás? Por supuesto, porque no hay nada sagrado para esta gente sino sólo esto:
la libertad de expresión. Pero en esos extremos en los que ha caído han llegado
hasta un punto en que los mismos que aplauden el sistema que los ampara,
decidieron colocarle alguna “coacción”, porque todo puede tocarse, pero ya al
meterse con Francisco, el hombre al que los medios judeo-masónicos deben
defender a rajatabla, allí no hay ni debe haber excepciones. No lo debe haber porque Francisco es "su" hombre. Y aquí el que sale en
defensa de Francisco, otro judío de la prensa mundana, no sale a defender el Papado
ni a la Iglesia, sino que sale a defender al papa-rabino que ama la Sinagoga de
Satanás. Unos se divierten y ayudan a destruir el Papado y toda noción de orden
o superioridad con parodias degeneradas y sin límites, los otros ayudan a
destruirlo “respetuosamente”, y de paso buscan “honorabilizar” el pecado
nefando. Estos últimos son más inteligentes, los otros son más obtusos y
primitivos. Ambos son judíos mundanos que desprecian la verdad. Feinmann seguramente
ha salido en nombre del establishment a defender al Papa al que todos los
medios judeo-masónicos deben exaltar, enaltecer y elevar a los altares, y por
eso no pueden permitir en esa estrategia que alguien se salga del libreto para
atacarlo vilmente y sobre todo ridiculizarlo como ha hecho de manera brutal el
pasquín “Barcelona”. Lo curioso de todo esto es que los que han salido a
defender furiosamente a Francisco son las organizaciones y prensa judías, y en
cambio los jerarcas de la Iglesia han permanecido callados o no han tomado las
medidas necesarias para condenar a los autores de esta bárbara revista
degenerada, ¿tal vez porque por ellos hablan los primeros? ¿O porque Francisco
ha dicho “quién soy yo para juzgar”?
Fuera de esto, ha estado muy bien el
tratamiento de choque dado por el periodista Feinmann a la periodista Beck
porque allí uno puede ver que no les gusta que les den de su misma medicina, y
los que se permiten agredir a los demás, reaccionan cuando son ellos los
agredidos. El problema es que el tal Feinmann que tan indignado se manifestaba,
en otras oportunidades hizo el ridículo promocionando a un sodomita que actúa
disfrazado de prostituta o travesti y se hace llamar “Estelita”, alguien que ha sido
catequista católico (sic) y que incluso llegó a conocer personalmente al
Cardenal Bergoglio. Es decir que, a su tiempo, todos rinden pleitesía a la
degradación moderna que a todos los cobija.
Ridiculizada la imbécil, el debate posterior
finalmente no condujo a ninguna parte porque el principio de la libertad de
prensa y expresión y sus límites no está sometido a la verdad, y quienes discuten
son parte del mismísimo problema. Son todos super tolerantísimos, toleran todas las
degeneraciones, todas las mentiras, todos los errores, pero la crítica o
agresión a su Francisco, eso no porque Francisco es “sagrado” como el
Holocausto o el Corán. ¿Y la verdad? Bien gracias. Si hubieran hecho lo mismo
con Jesucristo o con la Sma. Virgen como vemos todos los días que se hace con
obras de “arte” blasfemas, ¿habrían reaccionado? Desde luego que no. Nunca lo hacen.
Esta es la Caja de Pandora que ha
abierto Francisco en Argentina y que su colaborador el rarito “Tucho” quiere
que se abra en la Iglesia para todo el mundo, de la cual saldrán todo tipo de
monstruosidades engendradas por el odio satánico a la verdad.