Querido
lector:
Luego
de varios años de exitosa nanoterapia gestual del egoceno, y habiendo recuperado la
locura, al fin hemos podido enfrentar nuestros miedos a la pantalla en blanco y,
animados de audacia sin par –auxiliados además por una ampolla de tequila “Don
Camilo” (que auspicia esta columna)- salimos a enfrentar al mundillo de los
grandes Ólogos, los super Ores, los “Maestros” imbatibles, los "Intelectuales" incuestionables y, cola pero no traste,
los Influencers, y demás afaunados con o sin inteligencia artristicial. Esta
vez nuestra patriada va en compañía de don Sánchez de la Mesa, que si en algún
momento deja las viandas por la refriega mano a mano, lanza en ristre y
boleadoras geométricamente circunvolantes, podremos juntos –no “en pareja”, ¡guay!-
seguir nuestra vocación inalterable de deshacer agravios, enderezar entuertos,
y proteger doncellas desamparadas...
Pierda
cuidado el lector: al Bachiller Carrascosa lo perdimos de vista desde que fue
elegido diputado junto a Lali Berta Davanza. Allá ellos con sus corruptelas,
que si llegamos a verlo le haremos arrepentir de sus trapisondas
democacaráticas. Sabíamos que terminaría así el pobre infeliz. Tanto reprimir
nuestra libertad de contienda, y al final se volvió aficionado a la economía de
mercao, los ajustes de cinturones masivos y la poda salvaje de árboles. Ahora se
la pasa gritando “¡Viva la libertad, carajo!” detrás de un idisheprimate. ¡Qué
lo parió!
En
este primer número de nuestra Revista presentamos en exclusiva una joya del género
hagiográfico moderno, que aún sigue sin editarse en castellano. Nos referimos
al “Martirologio Ecuménico”. El lector que aún no perdió el seso, sacará sus
propias conclusiones. Nosotros ya lo hicimos.
Don
Sánchez y quien les habla, ya tomamos las armas – y también tomamos el tequila,
por supuesto.
Hasta
la próxima, y bendiciones.
¡Viva
Cristo Rey!
¡Viva
Su Majestad Dulcinea!
¡Viva
la Patria!
El Rústico