Creo obstinadamente en todo
cuanto
Dios revelasteis hemos de
creer…
Dios, esencial verdad, horra
por tanto
de engañarse, engañar o no
saber…
Todo cuanto de fide enseña
el santo
viejo de Roma por la fiel
mujer
esposa tuya del manchado manto
mezcla de tierra y luz de
rosicler…
creo, Señor. Guarda mis
anteojos…
Sin ellos… veo, sí, palacios
rojos
la Urbe con la Cúpula en la
Loma;
pero con ellos, veo la Paloma
veo la Flor, el Trigo y los
Abrojos…
Guarda mi fe, Señor, y —fuera broma-
si aquí no te han de ver
pronto mis ojos,
dame la gracia de salir de
Roma.
Roma, 10 de mayo de 1947.
Padre
Castellani