Riiiiiingggggg
-No atiendas, no atiendas. ¡Yo sé quién es y qué quiere!
-Dejame, mujer, dejame, te digo...
-¿Qué pasa que no me atienden?
-Dejame atender...
-No, te digo. Te quiere engañar como hizo con todos los demás. Acordate lo que dijo Monseñor Lefebvre.
-Eso a mí no me importa. Si quiere hablar conmigo lo tengo que atender. Dialogando se entiende la gente. Además me quiere favorecer...
-Vamos, vamos, qué pasa? ¿No saben de lo que soy capaz estos que no me atienden?
-Dejá viejo, te digo. Si atendés me voy de la casa...
-¿No entendés que hablar con él nos va a beneficiar? ¿No querés mejorar tu situación? ¿Salir de este sucucho y que todos te respeten y reconozcan en vez de tratarte de cismática y rara?
-No me importa, te digo que con ese no te metas, yo sé lo que te digo, te quiere embromar...
-¡Pero dejame atender,carajo...!
(Y así continúa hasta que el marido echa a la mujer de la casa y atiende el teléfono)