Supertradis contra los falsos resistentes. Pintura de Requena.
1.
Ladridos radiales. Lo de siempre. La
“Iglesia Católica Verdadera que Subsiste en la Radio” practica su deporte
favorito, el “antiwilliamsonismo”. Así un “destacado” columnista radial entre
larguísimos párrafos ácidos e incongruentes, dice:
“Monseñor Williamson manda o sugiere que:
a) Hay que discernir (con el propio juicio) en qué
le obedezco al Papa verdadero que es Bergoglio, y en qué cosas NO LE OBEDEZCO.
b) O bien, lo que está mandando o sugiriendo es que
hay que desobedecerle EN TODO.
La primera opción es simple y sencillamente
consecuencia del LIBRE EXAMEN PROTESTANTE aplicado a la persona del Pontífice,
ya que Mons. Williamson da por cierto que Bergoglio lo es.
La segunda opción es la de la REBELIÓN COMPLETA Y
ABSOLUTA respecto de lo que Mons. Williamson considera una verdadera autoridad…
nada menos que la de quien él enseña que es el VICARIO DE CRISTO EN LA TIERRA.
No está mal para un ex-anglicano.
Cuando vemos estas cosas, es cuando comprendemos
que solamente existe una posición CATÓLICA, en estos tiempos de apostasía
profunda y extendida.
Precisamente la posición doctrinal que Mons. Williamson
se resiste a considerar y cada tanto se dedica a contradecir, aunque sin el
menor respeto por la congruencia y la coherencia y con una desaprensión pasmosa
respecto de la preservación de la Fe, sin la cual es imposible agradar a Dios”.
Nótense dos cosas: de acuerdo a este
razonamiento San Pablo habría sido un libre pensador por resistir a San Pedro,
primer Papa (“le hice resistencia cara a cara, por ser digno de reprensión”,
Gal. 2,11). También por enseñar que “aun cuando nosotros mismos o un ángel del
cielo, os predique un Evangelio diferente del que nosotros os hemos anunciado,
sea maldito” (Gal. 1,8), afirmando de ese modo la posibilidad de que un hombre
de la jerarquía de la Iglesia pudiese predicar otra doctrina diferente de la
enseñada por Cristo, y enseñando que debemos oponernos a ellos.
Lo segundo es que los envalentonadísimos
y osados radioceriánicos afirman que solamente existe una sola posición
católica, pero no se animan a decir cuál es: esto es, el sedevacantismo. Toda
la bravuconería que se utiliza para ridiculizar a uno de los tres obispos
católicos antiliberales que resisten en el mundo, se desinfla a la hora de
afirmar claramente la supuestamente “única posición católica” que existe. Una
posición que contradice las Sagradas Escrituras que afirman que “las puertas
del infierno no prevalecerán contra ella” (contra la Iglesia) y que contradice
el católico Concilio Vaticano I (que declara la perennidad dela jerarquía
eclesiástica. Como vemos esos que se declaran ultracatólicos no son otra cosa
que rebeldes.
2.
Macaneo
y autobombo.
Un cura que según
parece ha purificado, desinfectado y desodorizado sus “misiones” (sobre todo en
Brasil) de toda inmundicia, imperfección, error o tibieza, se presenta
anunciando urbi et orbi que él no le
tiene miedo a “ninguno”. Para que quede claro lo hace con imagen fotográfica y
todo. Y aunque no se ha cansado de afirmar que no quedaba nada católico en las
filas de la Iglesia oficial, coloca una supuesta cita de un santo religioso (en
verdad lo era) pero que fue beatificado por Pablo VI y canonizado por Juan
Pablo II, para darle peso a su corajuda
confesión. Se presenta la cita esgrimiendo la S. de “San”, por lo tanto se
admite la canonización de la iglesia conciliar. De ese modo la iglesia
conciliar con sus canonizaciones viene a quedar “misteriosamente unida” a la impoluta
secta del buen fruto. Los purificados
que no tienen nada que ver (y lo dicen en voz alta) con los tres obispos
antiliberales de la Resistencia, aceptan las canonizaciones de la iglesia
conciliar. Pero esto no tiene importancia porque los rudísimos y valientes y
buenos árboles que sólo dan buenos frutos no tienen tiempo que perder en
disquisiciones doctrinales, ya que su principal aplicación es ejercitar la
caridad anunciando urbi et orbi que
todos los demás son cobardes, traidores y tutti
quanti, salvo ellos. Pero estos olvidan que Dios confunde a los autoproclamados
“sabios y fuertes”, y no recuerdan que San Pablo dijo de sí mismo “Yo,
hermanos, cuando fui a vosotros, no llegué anunciándoos el testimonio de Dios
con superioridad de palabra o de sabiduría (humana), porque me propuse no saber
entre vosotros otra cosa sino a Jesucristo, y Éste crucificado. Y, efectivamente,
llegué a vosotros con debilidad, con
temor, y con mucho temblor. Y mi lenguaje y mi predicación no consistieron en
discursos persuasivos de sabiduría (humana), sino en manifestación de Espíritu
y de poder; para que vuestra fe no se funde en sabiduría de hombres, sino en
una fuerza divina” (I Cor. 2, 1-5).
Deshonrando su ministerio
a través de errores, calumnias, falsedades y ataques insensatos, hay un grupo
de extraviados pretes obcecados en el error y cuya misión parece consistir
sencillamente en resistir a la verdadera religión. Uno recuerda ahora al Kempis
y su extraordinaria perspicacia psicológica para darse cuenta de cuán graves
peligros nos acechan. Por ejemplo en lo dicho en estas sentencias:
“Muchas
veces parece caridad lo que es amor
propio; porque la inclinación de la naturaleza, la propia voluntad, la esperanza
de la recompensa, el gusto de la comodidad, rara vez nos abandonan”. (I, 15,2)
“Muchas
veces no sentimos cuán ciegos estamos
en el alma…a veces nos mueve la pasión y pensamos que es celo” (II, 5,1)
“Muchas
veces juzgamos según nuestro gusto de
las cosas, pues fácilmente perdemos
el verdadero juicio de ellas por el amor propio” (I, 14,1)
“Muchos
buscan secretamente su propia comodidad en las obras que hacen y no se dan cuenta” (I, 14,2)
“Nuestra
estimación y nuestro sentimiento a menudo nos engañan y conocen poco” (III)
“Los
que se tienen por sabios, tarde sufren con humildad ser regidos de otros” (III,
8)
Pero dudamos que estos Padres sean afectos a
la sublime “Imitación de Cristo”, pues incluso el que debajo referiremos es
discípulo dilecto de un predicador que desprecia profundamente tal lectura, al
punto de haber dedicado más de un sermón a denostar la sabiduría de aquella
obra maestra. ¿Qué puede esperarse de semejante muestra del orgullo y la negligencia?
3.
Rezongos
y llanto.
Otra reacción muy de lamentar contra la
Resistencia es la afectada en una charla que entre ripios, balbuceos y ruidos
de diversas fuentes, exteriorizó el sacerdote de la escuela meramiana. Emulando
sin darse cuenta a Mons. Felé, en repetida quejumbre lanzó los dramáticos y
electrizantes “es para llorar a gritos” o “es para llorar”, ante las supuestas
herejías, apostasía y demás trapacerías en que habrían incurrido los tres
obispos de la Tradición (Mons. Williamson, Mons. Faure y Mons. Tomás de Aquino
OSB). El orador además se resiente contra un sacerdote que en buena lid y con
toda caridad ha demostrado los errores en que el osado dramaturgo ensotanado ha
caído.
Quizás no sea casualidad que haya varios de
estos atacantes del clero que son oriundos de nuestra Argentina (asociados a
algunos yanquis de taquillera boina verde), pues el macaneo es una especialidad
argentina, como Bergoglio se está encargando de mostrar al mundo enero. Ya lo
decía el Padre Castellani:
“También
tengo la idea de que el macaneo, que es una especialidad argentina,
como el tango y la gomina, es consecuencia en definitiva de la
falta de Religión. -¿Qué tendrá que ver? -Sí, en definitiva tiene que ver. El
macaneo no viene de la sangre española ni de la sangre latina: es una mezcla de
una cualidad y dos vicios, de la viveza criolla con la frivolidad o ligereza y
el atrevimiento o temeridad. Yo sospecho que la Argentina es la capital del
macaneo en todo el mundo, que no hay ninguna nación que pueda disputarle el
campeonato. Un amigo me dice que Suecia es peor. Bueno, no me consuela nada”.
Mala religión más obcecación más atrevimiento
más espíritu de independencia, igual a falsa Resistencia o Fariseísmo. Quizás
se trate de una falta de rectitud o sencillez del corazón, en palabras del
Kempis:
“La sencillez ha de estar en la intención y la
pureza en la afición. La sencillez pone la intención en Dios; la pureza le
abraza y le gusta…Si tú fueses recto y puro en lo interior, luego verías y
entenderías bien todas las cosas, sin
impedimento. El corazón puro penetra el cielo…” (cf. I 3,2)