Como enseñan los maestros de discernimiento
espiritual, y venimos sabiendo mucho en los últimos tiempos por lo padecido
desde este lado en la trinchera de la Resistencia católica, el diablo gusta de
hacer ruido, de alborotar, de turbar, de enturbiar, de desanimar, de confundir,
de alardear, de tergiversar, de acusar y de mentir, muchas veces usando o
torciendo la verdad, con el fin de desbaratar toda obra verdaderamente católica.
Escribe San Buenaventura que Nuestro Señor
“No comenzó a predicar con estruendo y pompa, sino poco a poco y con humildad”.
De igual modo podemos decir que ha empezado su existencia la nueva y única
congregación católica antiliberal que queda en el mundo, la Sociedad Sacerdotal de los Apóstoles de
Jesús y María (SSAJM), que continúa la línea católica de Mons. Lefebvre que
diera inicio a la FSSPX, hoy en pleno y definitivo ralliement con los modernistas y masones romanos. Y como no podía
ser de otra manera, algunas bataholas y griterías por modo de artículos y
charlas han sido paridas por ejemplares apóstoles del reniego, la teología “a
la carta” y la rebelión fomentada por el deseo de propia autonomía. Liberales
disfrazados de ultratradicionalistas, fariseos que no trepidan en enmascararse
con mentiras, exageraciones y dramatizaciones grotescas. Pero también la
astucia serpentina sabe utilizar del silencio para no dejar que se conozca la
verdad, en su afán de hundir a los cada vez menos católicos que resisten la
apostasía.
Si hay algo destacable que los enemigos de la
Tradición no quieren que se destaque es la siguiente declaración incluida en
los estatutos de la nueva congregación, dispuesta a no sucumbir bajo
seducciones “reconciliadoras” o reduccionismos eclesiavacantistas:
« Desde el concilio Vaticano II, el santo
Sacrificio de la Misa, la doctrina católica y toda la vida de la Iglesia son
atacados por la Jerarquía liberal y modernista. Porque el sacerdocio católico
tiene el deber esencial de combatir el liberalismo y el modernismo en defensa
de los derechos divinos violados, la Sociedad descarta toda posibilidad de
regularización canónica por vía de acuerdo bilateral, de reconocimiento
unilateral, o del modo que sea, en tanto la Jerarquía católica no vuelva a la
Tradición de la Iglesia» (Estatutos, II, 5)
Que Dios bendiga a la nueva congregación y la
Sma. Virgen vele sobre todos sus integrantes para que sepan ser fieles. El
combate continúa.