“La
máscara es condición necesaria de todo error. El error desenmascarado sería
destruido en el mismo instante”, escribió Ernest
Hello en “El hombre”.
Cuando a Louis Veuillot le reprochaban su
vehemencia contra los fautores del error, decía: “Prefiero ir al purgatorio por mi calor que al infierno por mi
tibieza”.