Esta nauseabunda,
repugnante, pestífera tarjeta postal era repartida por agentes o empleados del
gobierno de la ciudad de Buenos Aires (en manos macristas) en la reciente Feria
Internacional del Libro de Bs. As.
Ah, hubo
nacionalistas, lefebvristas y católicos varios que votaron a Macri (es decir, al gobierno que reparte esas cosas) con el
argumento de que “es un mal menor”. En realidad se cambió la cumbia villera por
el reggaetón, el olor a patas por el perfume de shopping, el populismo grasiento
por el chetaje de San Isidro, Maduro por Obama, Tinelli por Tinelli. Por encima
de esto y según informes se habría dirimido una interna israelí: el Likud contra el Partido Laborista (halcones
vs. Palomas). Ganaron los primeros. Perdió la Argentina. ¿Y Francisco? Quedó
descolocado porque apuntaba al otro sector sionista.
¿Cómo sorprenderse
del actual estado de la Iglesia en Argentina, del Gobierno, de la Neo-Fraternidad
y todo lo demás, si se participa del circo electoral y encima para elegir a
semejante gobierno, un plantel de CEOs que cumplirán a rajatabla las ordenanzas plutocráticas del Nuevo orden Mundial? ¿Es que hay mal menor en Sodoma?
Gracias a Dios, todavía
hay quienes resisten la barbarie, tenga el color que tenga y llámese como se llame.