“Vivamos la milicia del cristianismo con buen humor

de guerrillero, no con hosquedad de guarnición sitiada”.

Nicolás Gómez Dávila

“Estoy inaugurando en la Argentina la literatura anticlericalosa. En todos los países católicos existe y aquí es una vergüenza. Los eclesiásticos, como toda sociedad humana, tienen sus defectos, abusos y ridiculeces y si no existe un contraveneno, el córrigo-ridendo-mores, campan con todos sus respetos, como una murga cualquiera”.

Padre Leonardo Castellani


jueves, 16 de febrero de 2017

El pastor y la oveja


Encuentro de la oveja perdida y el buen pastor

Por Ezequiel Martínez Calzada *




Francisco:

Se me ha perdido una oveja,
negro es su color,
se me ha perdido una oveja:
Yo soy el Buen Pastor.

La busco por las periferias,
la busco con profundo amor,
se me ha perdido una oveja:
Yo soy el buen pastor.


Mons. Felé:

Yo soy la oveja que se perdió
errante muy lejos de Roma,
y arrepentido comprendo ahora
qué mala es mi situación.

Santo Padre, aquí estoy,
cárgueme sobre sus hombros,
la condición sine-cuá-non
es que me quiera como soy.


Francisco:

Oíme, amada oveja,
ya no te preocupés más,
te tengo entre ceja y ceja:
Dejáte misericordear.

Tengo una casa para vos
muy cerca de mi hospedaje:
Ya reservé tu pasaje
Menzingen-Roma por avión.


Mons. Felé:

Por los migrantes, gays y divorciados,
sé que usted tiene preocupación,
y quiere verlos reconciliados,
con la Iglesia que es Amor.

Yo no soporto la marginación,
y estoy dispuesto a ser normalizado,
espero que usted al fin me dé la mano
y estampe el dichoso tampón.


Francisco:

Vos no te preocupés más
y confiá en mi misericordia,
a los que siembran discordia
a esos tenés que repudiar.

Sabés a quién me refiero,
a Williamson, Tomás y Faure,
ellos no son como vos:
Abierto, civilizado y conciliador.



Mons. Felé:

Santo Padre, soy católico
como usted, y además no antisemita:
Ante la mirada del público
todo esto mucho me amerita.

Ya no sé qué más hacer
para no ser rechazado,
sólo quiero en sus pastos pacer,
no aguanto más ser señalado,


Francisco:

Vos escuchá mi consejo
y dejáte de preocupar:
El diablo sabe por viejo
y por modernista mucho más.

Aceptá la receta del abuelito,
quiero decir, del Papa emérito,
él conoce un buen truquito
que siempre ha tenido éxito.


Mons. Felé:

Oh, Santo Padre, decidlo,
que gustoso lo aplicaré.
Para ser bien recibido
decidme ya qué debo hacer.


Francisco:

Vos tenés que hablar del Concilio
diciendo que hay que saberlo interpretar,
que es necesario ir en su auxilio
con la “hermenéutica de la continuidad”.


Mons. Felé:

Brillante idea, Su Santidad,
diremos que hay que discutir su identidad,
y que hay cosas que se pueden salvar
a la luz de la antigüedad.


Francisco:

Y también que es un concilio universal
que por lo tanto no se puede negar,
y que su magisterio es muy actual
aplicable según el caso particular.


Mons. Felé:

La libertad religiosa es muy muy limitada,
y puede limitarse aún más,
si nosotros somos aceptados en Roma
y usted nos permite predicar.


Francisco:

Pero claro que podrán predicar,
ustedes que mis tradicionalistas serán:
En las periferias que yo soy bueno dirán,
y que a las almas quiero rescatar.


Mons. Felé:

Su Santidad, ¿cuándo usted me dará
la satisfacción del Te Deum cantar?
¿Cuánto más tiempo he de esperar
para que nos deje la Iglesia restaurar?


Francisco:

La receta de la vía ecuménica
es dialogar, dialogar y dialogar.
Si no dialogas te vuelves anémica
y de mis pastos no puedes manducar.


Mons. Felé:

Su Santidad, no siga demorando,
sellemos el acuerdo ya.
¿Quiere que le firme un memorando,
un contrato, un tratado de amistad?


Francisco:

La ansiedad no es buena para nada
mejor te calmas o lo vas a arruinar.
A ver si se chifla la “rabinada”
y después a mí me lo hacen pagar.


Mons. Felé:

Su Santidad, seguiré las instrucciones
que Monseñor Pozzo gentilmente me dará,
concederé entrevistas indicando las razones
por las que ahora sí se puede acordar.


Francisco:

Sos una oveja muy macanuda,
que sólo busca vivir en la unidad:
Te daré una linda prelatura
para vos y tu Fraternidad.


Mons. Felé:

Santo Padre, usted es muy humano,
sé que nos tiene simpatía:
Déjeme besar su mano

y rendirle toda pleitesía.


CODA

Francisco:

He encontrado la oveja perdida,
ella me mira sin ningún temblor,
está dispuesta a confiarme su vida:
Yo soy su Buen Pastor.




*Literato. Premio Guchacourt 2015.




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