Letra: Dr. Victorino de
la Rúa
Cantada por Aldo
Pagliarani y Nely Oscar
Orquesta del maestro J.
Bergoglio
Primer Bandoneón: Oscar
Galarreta
tú lo sabes mi vida
de ilusión.
Te busqué oh mi amor
noche y día
con una canción,
pero tú desdeñosa decías
que no me querías
dar tu perdón.
De ilusión vive el corazón
tú lo sabes querida
de ilusión.
A tu casa volver yo quería
pero tú insistías
con la excomunión.
Dialogamos y al fin, mi vida
abriste la puerta de tu corazón
levantándome la sanción.
Hoy tus ojos me contemplan sin rencor
en el zaguán donde te miro con amor.
La piecita me has preparado en el dofón
para aceptarme tal como soy.
De ilusión vive el corazón
tú lo sabes mi vida
de ilusión.
Pronto, lo sé, está el día
cuando abrazados en plena comunión
seremos uno otra vez los dos.
De ilusión vive el corazón
tú lo sabes mi vida
de ilusión.
En la cara “B” del simple pueden escucharse dos
tangos: primero, “La casita de mis viejos”, de Enrique Cadícamo, cantado por
Bernardo Felé, con la orquesta del maestro Guido Pozo:
Barrio tranquilo
de mi ayer,
como un triste atardecer,
a tu esquina vuelvo viejo...
Vuelvo más viejo,
la vida me ha cambiado...
en mi cabeza un poco de plata
me ha dejado.
Yo fui viajero del dolor
y en mi andar de soñador
comprendí mi mal de vida,
y cada beso lo borré con una copa,
las mujeres siempre son las que matan la ilusión.
(en un juego de ilusión repartí mi corazón.)
Vuelvo vencido a la casita de mis viejos,
cada cosa es un recuerdo que se agita en mi memoria,
mis veinte abriles me llevaron lejos…
locuras juveniles, la falta de consejo.
Hay en la casa un hondo y cruel silencio huraño,
y al golpear, como un extraño,
me recibe el viejo criado…
Habré cambiado totalmente, que el anciano por la voz
tan sólo me reconoció.
como un triste atardecer,
a tu esquina vuelvo viejo...
Vuelvo más viejo,
la vida me ha cambiado...
en mi cabeza un poco de plata
me ha dejado.
Yo fui viajero del dolor
y en mi andar de soñador
comprendí mi mal de vida,
y cada beso lo borré con una copa,
las mujeres siempre son las que matan la ilusión.
(en un juego de ilusión repartí mi corazón.)
Vuelvo vencido a la casita de mis viejos,
cada cosa es un recuerdo que se agita en mi memoria,
mis veinte abriles me llevaron lejos…
locuras juveniles, la falta de consejo.
Hay en la casa un hondo y cruel silencio huraño,
y al golpear, como un extraño,
me recibe el viejo criado…
Habré cambiado totalmente, que el anciano por la voz
tan sólo me reconoció.
Pobre viejita la encontré
enfermita; yo le hablé
y me miró con unos ojos…
Con esos ojos
nublados por el llanto
como diciéndome porqué tardaste tanto…
Ya nunca más he de partir
y a tu lado he de sentir
el calor de un gran cariño…
Sólo una madre nos perdona en esta vida,
es la única verdad,
es mentira lo demás.
Luego, “Volver”, de Gardel y Lepera, con adaptación e interpretación
del dúo Calsina-Trejo y cuarteto de guitarras mendocinas:
Yo adivino el parpadeo
de las luces que a lo lejos
van marcando mi retorno (a la Iglesia).
de las luces que a lo lejos
van marcando mi retorno (a la Iglesia).
Son las mismas que alumbraron
con sus pálidos reflejos
hondas horas de dolor (excomunión).
con sus pálidos reflejos
hondas horas de dolor (excomunión).
Y aunque no quise el regreso
siempre se vuelve
al primer amor (Roma).
siempre se vuelve
al primer amor (Roma).
La vieja calle (St. Maria Immacolata All’Esquilino)
donde me cobijo
tuya es su vida
tuyo es su querer.
donde me cobijo
tuya es su vida
tuyo es su querer.
Bajo el burlón
mirar de las estrellas
que con indiferencia
hoy me ven volver (a Roma).
mirar de las estrellas
que con indiferencia
hoy me ven volver (a Roma).
Volver
con la frente marchita
las nieves del tiempo
platearon mi sien.
con la frente marchita
las nieves del tiempo
platearon mi sien.
Sentir
que es un soplo la vida
que veinte años (cuarenta y siete años) no es nada
que febril la mirada
errante en las sombras
te busca y te nombra.
que es un soplo la vida
que veinte años (cuarenta y siete años) no es nada
que febril la mirada
errante en las sombras
te busca y te nombra.
Vivir
con el alma aferrada
a un dulce recuerdo (consagraciones episcopales)
que lloro otra vez.
con el alma aferrada
a un dulce recuerdo (consagraciones episcopales)
que lloro otra vez.
Tengo miedo del encuentro
con el pasado que vuelve
a enfrentarse con mi vida (remordimiento).
con el pasado que vuelve
a enfrentarse con mi vida (remordimiento).
Tengo miedo de las noches
que pobladas de recuerdos
encadenen mi soñar.
que pobladas de recuerdos
encadenen mi soñar.