De acá
Publicación de una revista literaria de
Cartagena, España
- Septiembre de 1968.
Tomado de Revista JAUJA N° 25-26-27, Marzo 1969.
SEÑOR: Aquí nos tienes, de pie y a la
vanguardia de tu Iglesia. Somos los practicantes del catolicismo auténtico, el
impoluto, el primitivo, renacido con el post-Concilio Vaticano II.
SEÑOR: Gracias te damos porque nosotros
no somos como esos católicos miopes, cerrados, inquisitoriales y supersticiosos
que todavía nos rodean postrados y sumidos a la tradición caduca, y a las Jerarquías
perimidas. Nosotros somos los que ahora sabemos solo del "Cristo Cósmico”,
el que junta y mezcla a todos los hombres, sea cual fuere su fe y su ideología.
SEÑOR: Nosotros somos los que evitamos
la “inflación Mariana” y nos apena tanto fetichismo de medallas y rosarios,
imágenes y exvotos, mensajes celestiales y milagrería barata. Nosotros somos
los que queremos, acaso, los templos de paredes lisas y peladas, crucifijos de
hierros, ininteligibles y retorcidos, de imágenes sublimadas en un puro
simbolismo que no estorben nuestra cristocéntrica oración salmódica, o mental
inexistente.
SEÑOR: Nosotros tenemos compasión de
las viejas beatas y sus inútiles monsergas. Definimos como beaterías
insoportables y monólogos sosos: la acción de gracias en la Comunión, la
monotonía de las novenas, y todas las inoperantes devociones medioevales. Ahora
ha llegado la hora de la acción-orante convertida en Bienestar Social.
SEÑOR: ¡Qué bien entendemos las
exigencias de nuestro moderno cristianismo! Aborrecemos, por tanto, todo
triunfalismo en tu Pura, aérea, invisible e insustancial Iglesia: tal como Tú
la fundaste, exenta de juridicismo, escolasticismo y ostentosos formalismos
litúrgicos. Comprendemos que tu Iglesia debe ser totalmente espiritual, sin
pesado moralismo y con una dogmática simbólica, asistemática a toda ascética.
Nosotros, Señor, vamos a borrar de tu Esposa los estigmas de la funesta era
Constantiniana, y del fatídico Concilio de Trento y el de Nicea.
SEÑOR: Nosotros somos los que creemos
que el ideal es el Estado laico y socialista, la Escuela sin religión
obligatoria, el cura sin sotana, el Templo sin campanas, la evangelización sin
conversiones, el Bautismo en edad madura, la Misa dominical facultativa, la
disimulada suspensión total y paulatina de la Eucaristía; todo ello, en pro de
un Ecumenismo fraternal y pleno con nuestros hermanos los comunistas, masones,
judíos ateos, y todos los hermanos separados.
SEÑOR: No podemos tolerar a los
Integristas, que tanto daño hacen a tu Iglesia con su cerrazón
contra-reformista, viviendo todavía en las tinieblas del "Syllabus"
al que, en ciertas expresiones, desgraciadamente, ahora parecería acercarse
nuestro venerado Paulo VI.
SEÑOR: ¡Danos católicos con mentalidad
nueva! ¡Danos jerarquía y clero en pleno "aggiornamento’'! Católicos que
no den importancia al Sexto Mandamiento (¿o es el Séptimo?) .y solamente se
inflamen con la caridad, es decir, que sepan callar caritativamente los dogmas
estancados en las caducas fórmulas escolásticas, para devenir en un continuo
mundo evolutivo y progresista. Fieles católicos de mentalidad abierta y
dialoguista, de moral flexible y ecumenista, de testimonio sin palabras
evangélicas y sí con hechos prácticos.
SEÑOR: ¡Líbranos de los católicos con
espíritu de Cruzada! ¡Líbranos de los curiosos y pedantes católicos
Apocalípticos! ¡Líbranos de los teólogos pesimistas y aguafiestas! ¡Concédenos,
Señor, más bien, el signo de la pobreza más eficiente en nuestra hora, que es
el despojo y desmantelamiento de nuestros templos, y que nuestros Obispos sean
elegidos democráticamente por el pueblo laical, con los votos de los militantes
y seguidores de Congar y Teilhard de Chardin, en esta era venturosa que ha
nacido para tu Santa Iglesia.
SEÑOR: Te rogamos que pronto, nuestros
sacerdotes celebren la Misa sin ornamentos, o que no la celebren, si les place.
Que resuenen en nuestros templos, pronto, las alegres estridencias de la música
que es grata al corazón de nuestras juventudes "hippies": guitarras,
panderetas, saxofones y matracas; castañuelas, bombos y bandoneones. ¡Que
caigan Señor, los últimos restos de arcaicas maniguncias!
SEÑOR: Escucha nuestra oración, la de
tus católicos "aperturistas y modernistas", los únicos católicos
sinceros, los que han existido en todos los siglos —aunque dormidos— empeñados
en la purificación de tu Iglesia, cargada con tantos lastres inútiles, mientras
nosotros, entonamos desde ahora el "mea culpa" gratuito por sus
manchas y pecados.
SEÑOR: Para que nuestro testimonio sea
más tangible, permite Señor, que este ardiente himeneo entre tu Iglesia y el
Mundo se vea coronado, ya sin hipocresía, con la supresión del celibato
eclesiástico, que se legalice universalmente el divorcio, se canonice al
onanismo y al homosexualismo, y que en las puertas de tus templos se regalen
las píldoras anti-conceptivas. Esto será Señor, la puesta al día de tu inmaculada
Esposa, en cálida amistad con el Comunismo y Capitalismo como mancebos aliados
a tu gloria, en pacífica coexistencia con todas las confesiones y credos,
suprimida toda exterioridad que separa, borrados los Santos y las beatitudes
que molesten, y eliminados de su seno a todos los católicos negativos: los de
la moral del “no” y los anatemas.
ENTONCES, SEÑOR: Será el Paraíso en la
tierra; frenado y anulado para siempre el dogma cavernícola de la
infalibilidad pontificia, tu Iglesia será pura, repura, ¡recontrapura! y
habremos llegado así a la cosmovisión plena del Sr, al punto Omega, a la
integración con la Divinidad, hasta desaparecer todos, en el Todo.
AMEN
“Ibis ad Epístolam Alienam"
(Traduc.: "Irás a Cartagena")