¿No es éste el vino de la foto? No, no lo es…aún no.
Quisiera
dejar mis huesos
bajo cielo mendocino,
que mi sangre y mis cenizas
vuelvan camino del vino.
bajo cielo mendocino,
que mi sangre y mis cenizas
vuelvan camino del vino.
Este
canto suele salir de la garganta bañada en vino de Eraclio Catalín Rodríguez,
más conocido por Horacio Guarany.
No
queremos hacer afirmaciones infundadas, pues ya se colocó en su debido contexto
y situación (acá
y acá) la sorpresiva aparición de un recipiente de vidrio conteniendo un brebaje
alcohólico fermentado de la uva a los pies y delante de un conjunto de sacerdotes
y seminaristas de un seminario tradicional, en acomodada pose.
Pero encontramos,
además de lo insólito de tal situación, ni siquiera vista en los seminarios conciliares
o modernistas, el hecho curioso de que siendo la totalidad de los “fotohabientes”
que participan de la chanza oriundos de la provincia de Mendoza, ¡colocaron a su frente
una botella de vino de la provincia de Salta!
Como dice un “vinólogo” en un blog:
“es un vino del que no te vas a olvidar fácilmente”.