“Vivamos la milicia del cristianismo con buen humor

de guerrillero, no con hosquedad de guarnición sitiada”.

Nicolás Gómez Dávila

“Estoy inaugurando en la Argentina la literatura anticlericalosa. En todos los países católicos existe y aquí es una vergüenza. Los eclesiásticos, como toda sociedad humana, tienen sus defectos, abusos y ridiculeces y si no existe un contraveneno, el córrigo-ridendo-mores, campan con todos sus respetos, como una murga cualquiera”.

Padre Leonardo Castellani


miércoles, 6 de agosto de 2025

BENZOATO DE SODIO

 


Por El Rústico

 

Como buen producto de la industria moderna, la IGLESIA CONCILIAR surgida de la usina del concilio Vaticano II –recordemos, fue un golpe de estado para institucionalizar una Revolución masónica al interior de la Iglesia- necesita de ciertos ingredientes y aditivos para perdurar más tiempo, para tener una apariencia agradable, y para ser atrayente al consumidor. ¿Qué necesita un producto industrializado, para ser apto para sobrevivir en las góndolas de los supermercados? Conservantes, colorantes, saborizantes, acidulantes, endulzantes, emulsionantes, espesantes, estabilizantes, etc. Y luego la presentación atrayente, y, por supuesto, la publicidad.

Bien, los católicos conservadores son los que actúan como conservantes de la revolución conciliar. Y en eso, juegan su papel los sitios católicos como Infocatólica (a pesar de tener algunos muy valiosos articulistas), o los curas como Ravasi y Highton (autopromocionados como “contrarrevolucionarios” o campeones de la “parresía”). Más un largo listado que se puede encontrar en internet y las redes sociales. Son los que impiden un mayor desarrollo y difusión de la Tradición, porque captan católicos bienintencionados pero que se quedan a mitad de camino, aceptando las erróneas reformas del concilio que no parezcan muy escandalosas, y permanecen desinformados respecto del enemigo interno de la Iglesia. Y, a la postre, terminan siendo injustos con quienes se han posicionado decididamente contra la Revolución, llamándolos exagerados, rebeldes o cismáticos.

Y no sólo eso, ¿qué es lo que hace esta gente, que cuenta con tantos medios de difusión y tantos seguidores y lectores? Evitar llegar al fondo de la verdad, y ni siquiera discutirla. La verdad a medias es más engañosa que la entera mentira. Se trata del liberalismo católico, o el catolicismo resabiado de liberalismo, como le llamaba el gran Sardá y Salvany.

Pondremos dos ejemplos.

El primero es directamente no querer discutir un tema esencial para el católico, cual es el de la reforma litúrgica de Pablo VI y la misa de Bugnini. En vez de intentar discernir correctamente cual es el problema –si lo hay-, se cierran en su obcecada obediencia ciega, a la cual misma condenó San Pablo (Gálatas I, 8-9) y a su vez condenan despectiva y soberbiamente a quienes osan plantear dudas o cuestionar en base a fundamentos serios la mencionada reforma. Ni siquiera se detienen a examinar sus argumentos -¿quizás por temor a convencerse ellos mismos?- pero, en cambio, afirmando estar ellos en lo cierto, sin dar otro argumento que el de la obediencia a las normas vigentes en la Iglesia. Pues bien, todo eso debe ser analizado a la luz de los documentos y el desarrollo del Vaticano II, concilio no dogmático sino pastoral. Se han realizado muchísimos estudios exhaustivos acerca de su magisterio. Pero no le pidamos eso a quienes sólo se cierran en actitudes sentimentales, usan argumentos emotivos y eslogans chocantes para rehuir toda discusión teológica seria. En todo caso, lo peor de estas actitudes es proponer una “convivencia pacífica” entre la verdad y el error, entre el rito católico tridentino o tradicional y el rito nuevo de Bugnini agradable a los protestantes, dos ritos que expresan dos teologías distintas.

Recientemente en el citado “Infocatólica” publicaron un articulillo de una señora o señorita que sonríe ladeando la cabeza, y que afirma sin vacilar que “Se debe decir alto y fuerte: preferir una forma del rito sobre la otra nos hace sectarios.” (negritas en el original). Y con eso pretende cerrar la discusión, de hecho el artículo no admite comentarios (ver aquí: https://www.infocatolica.com/blog/deoomnis.php/2507190542-preferir-una-forma-del-rito-s)

De por sí lo que dice está errado porque según el motu proprio Summorum pontificum, el rito ordinario de la misa romana es el Novus Ordo, entonces está por encima del otro, que es extra-ordinario. Y es claro que por parte de Roma tiene más promoción el Novus Ordo. No hay estrictamente hablando esa igualdad o intercambiabilidad entre uno y otro. Y de hecho eso es lo que han hecho todos los papas conciliares (incluyendo los “canonizados” y el actual sumo Pontífice): preferir el Novus Ordo. Entonces esta mujer ¿califica de sectarios a los amados sumos pontífices de Infocatólica? Sería interesante que lo aclarase. En definitiva: la Iglesia oficial prefiere un rito sobre otro. Y luego el papa Francisco (con mucha coherencia, hay que decirlo) quitó de un plumazo eso afirmando que sólo hay un rito romano para la Iglesia (conciliar): la misa de Pablo VI-Bugnini. Por lo tanto, no es mediante descalificaciones gratuitas que se va a esclarecer este tema ni se va a acabar la discusión, sino que, al contrario, ésta aumenta.

Luego, además, esta mujer de la sonrisa dentífrica difama a ilustres prelados que han estudiado a fondo el problema de la nueva misa y por eso han optado por no celebrarla.

Sinceramente, tendríamos a esperar un poco más de nivel en un sitio como Infocatólica, pero vemos que sigue descendiendo día tras día, degradándose ¡ay! lastimosamente.

El segundo ejemplo que traeremos aquí, es el del cura Federico Highton (Dr. O Licenciado, además), con mucha promoción y hasta película propia (cuánta modestia, ¿verdad?) que reproduce sus hazañas misioneras. Bien, podrá hacer mucho bien por aquellos rincones “periféricos”, de acuerdo (eso sí, rezando la misa tradicional para los fieles de la misión, como él mismo confesó, porque la otra parece no tiene efecto), pero, ¿eso le da derecho para salir a esparcir errores y calumnias contra Monseñor Lefebvre y su obra? Porque eso es lo que hace en un mamarracho de más de 600 páginas, falaz, y tan errático que da vergüenza ajena. Un hato de incoherencias que además rezuma resentimiento. Merecidamente tuvo su contundente respuesta, que lo deja como un pigmeo africano, por parte de González Pondal en un libro muy filoso. Aunque todas las sandeces que dice –como hablar del “carácter herético-cismático de la posición lefebvriana” (algo que ni los mismos modernistas romanos jamás han dicho, salvo algún que otro ultra-progresista) ya se encuentran refutadas hace mucho tiempo en diversas publicaciones de la sociedad fundada por Mons. Lefebvre y otras congregaciones religiosas.

Pues bien, estos promocionados campeones y heraldos de la Tradición católica no son otra cosa que conservantes de los errores conciliares. Sus seguidores no los consumen todos, pero se quedan a mitad de camino, conformes consigo mismos porque creen estar en la verdad. Y mientras tanto, estos conservantes hacen el trabajo preciado para los modernistas y progresistas romanos de atacar a los verdaderos tradicionalistas. No por nada Highton encontró el favor de Francisco, a quien tanto solía alabar, ¡nada menos!

¡Qué lástima, che!

 




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