Por El Rústico
Como
buen producto de la industria moderna, la IGLESIA
CONCILIAR surgida de la usina del concilio Vaticano II –recordemos, fue un golpe de estado para
institucionalizar una Revolución masónica al interior de la Iglesia- necesita
de ciertos ingredientes y aditivos para perdurar más tiempo, para tener una
apariencia agradable, y para ser atrayente al consumidor. ¿Qué necesita un
producto industrializado, para ser apto para sobrevivir en las góndolas de los
supermercados? Conservantes, colorantes, saborizantes, acidulantes,
endulzantes, emulsionantes, espesantes, estabilizantes, etc. Y luego la
presentación atrayente, y, por supuesto, la publicidad.
Bien,
los católicos conservadores son los
que actúan como conservantes de la revolución conciliar. Y en eso, juegan su
papel los sitios católicos como Infocatólica
(a pesar de tener algunos muy valiosos articulistas), o los curas como Ravasi y Highton (autopromocionados
como “contrarrevolucionarios” o campeones de la “parresía”). Más un largo
listado que se puede encontrar en internet y las redes sociales. Son los que
impiden un mayor desarrollo y difusión de la Tradición, porque captan católicos
bienintencionados pero que se quedan a mitad de camino, aceptando las erróneas reformas
del concilio que no parezcan muy escandalosas, y permanecen desinformados
respecto del enemigo interno de la Iglesia. Y, a la postre, terminan siendo
injustos con quienes se han posicionado decididamente contra la Revolución, llamándolos
exagerados, rebeldes o cismáticos.
Y
no sólo eso, ¿qué es lo que hace esta gente, que cuenta con tantos medios de
difusión y tantos seguidores y lectores? Evitar llegar al fondo de la verdad, y
ni siquiera discutirla. La verdad a medias es más engañosa que la entera mentira.
Se trata del liberalismo católico, o el catolicismo resabiado de liberalismo,
como le llamaba el gran Sardá y Salvany.
Pondremos
dos ejemplos.
El primero es directamente no querer discutir un tema esencial para el católico, cual es el de la reforma litúrgica de Pablo VI y la misa de Bugnini. En vez de intentar discernir correctamente cual es el problema –si lo hay-, se cierran en su obcecada obediencia ciega, a la cual misma condenó San Pablo (Gálatas I, 8-9) y a su vez condenan despectiva y soberbiamente a quienes osan plantear dudas o cuestionar en base a fundamentos serios la mencionada reforma. Ni siquiera se detienen a examinar sus argumentos -¿quizás por temor a convencerse ellos mismos?- pero, en cambio, afirmando estar ellos en lo cierto, sin dar otro argumento que el de la obediencia a las normas vigentes en la Iglesia. Pues bien, todo eso debe ser analizado a la luz de los documentos y el desarrollo del Vaticano II, concilio no dogmático sino pastoral. Se han realizado muchísimos estudios exhaustivos acerca de su magisterio. Pero no le pidamos eso a quienes sólo se cierran en actitudes sentimentales, usan argumentos emotivos y eslogans chocantes para rehuir toda discusión teológica seria. En todo caso, lo peor de estas actitudes es proponer una “convivencia pacífica” entre la verdad y el error, entre el rito católico tridentino o tradicional y el rito nuevo de Bugnini agradable a los protestantes, dos ritos que expresan dos teologías distintas.
Recientemente
en el citado “Infocatólica” publicaron un articulillo de una señora o señorita
que sonríe ladeando la cabeza, y que afirma sin vacilar que “Se
debe decir alto y fuerte: preferir una forma del rito sobre la otra nos
hace sectarios.” (negritas en el
original). Y con eso pretende cerrar la discusión, de hecho el artículo no
admite comentarios (ver aquí: https://www.infocatolica.com/blog/deoomnis.php/2507190542-preferir-una-forma-del-rito-s)
De por sí lo que dice está errado porque según el
motu proprio Summorum pontificum, el rito ordinario de la misa romana es el
Novus Ordo, entonces está por encima del otro, que es extra-ordinario. Y es
claro que por parte de Roma tiene más promoción el Novus Ordo. No hay
estrictamente hablando esa igualdad o intercambiabilidad entre uno y otro. Y de
hecho eso es lo que han hecho todos los papas conciliares (incluyendo los
“canonizados” y el actual sumo Pontífice): preferir el Novus Ordo. Entonces
esta mujer ¿califica de sectarios a los amados sumos pontífices de
Infocatólica? Sería interesante que lo aclarase. En definitiva: la Iglesia
oficial prefiere un rito sobre otro. Y luego el papa Francisco (con mucha
coherencia, hay que decirlo) quitó de un plumazo eso afirmando que sólo hay un
rito romano para la Iglesia (conciliar): la misa de Pablo VI-Bugnini. Por lo
tanto, no es mediante descalificaciones gratuitas que se va a esclarecer este
tema ni se va a acabar la discusión, sino que, al contrario, ésta aumenta.
Luego, además, esta mujer de la sonrisa dentífrica difama
a ilustres prelados que han estudiado a fondo el problema de la nueva misa y
por eso han optado por no celebrarla.
Sinceramente, tendríamos a esperar un poco más de
nivel en un sitio como Infocatólica, pero vemos que sigue descendiendo día tras
día, degradándose ¡ay! lastimosamente.
El
segundo ejemplo que traeremos
aquí, es el del cura Federico Highton (Dr. O Licenciado, además), con mucha promoción y hasta
película propia (cuánta modestia, ¿verdad?) que reproduce sus hazañas
misioneras. Bien, podrá hacer mucho bien por aquellos rincones “periféricos”, de
acuerdo (eso sí, rezando la misa tradicional para los fieles de la misión, como
él mismo confesó, porque la otra parece no tiene efecto), pero, ¿eso le da
derecho para salir a esparcir errores y calumnias contra Monseñor Lefebvre y su
obra? Porque eso es lo que hace en un mamarracho de más de 600 páginas, falaz,
y tan errático que da vergüenza ajena. Un hato de incoherencias que además
rezuma resentimiento. Merecidamente tuvo su contundente respuesta, que lo deja
como un pigmeo africano, por parte de González Pondal en un libro muy filoso.
Aunque todas las sandeces que dice –como hablar del “carácter
herético-cismático de la posición lefebvriana” (algo que ni los mismos modernistas
romanos jamás han dicho, salvo algún que otro ultra-progresista) ya se
encuentran refutadas hace mucho tiempo en diversas publicaciones de la sociedad
fundada por Mons. Lefebvre y otras congregaciones religiosas.
Pues bien, estos promocionados campeones y heraldos
de la Tradición católica no son otra cosa que conservantes de los errores conciliares. Sus seguidores no los
consumen todos, pero se quedan a mitad de camino, conformes consigo mismos
porque creen estar en la verdad. Y mientras tanto, estos conservantes hacen el trabajo preciado para los modernistas y
progresistas romanos de atacar a los verdaderos tradicionalistas. No por nada
Highton encontró el favor de Francisco, a quien tanto solía alabar, ¡nada
menos!
¡Qué lástima, che!