El influencer
Por ANTONIO CAPONNETTO
Apenas cumplió
trece mil seiscientos millones de años, según los borricos racionalistas del
Anuario del Observatorio Astronómico, nuestro magno farol y célica candela
destellante, sintiéndose algo mayorcito de edad, decidió esparcir su centelleo
sobre los arrecifes agathauricos, para solaz de los que pernoctan a la
intemperie y para reconvención de los que res-guardan sus bellaquerías en las
opacidades de la noche.
Sancho, que se
había acostado tardísimo, pues le tocó inaugurar la Feria del Libro con un
discurso titulado "Sobre las ventajas del analfabetismo sacro, gratuito y
obligatorio", andaba pletórico de oscitaciones y desperezos, que
resultaban compatibles con la casmodia o mal del bostezo frecuente. Tanto
descontrol llegó a tener sobre sus pómulos y malares, que viéndolo en tales
condiciones, el Edecán de turno llamó al Servicio de Urgencia de Pami, de donde
le respondieron que llegarían con mayor prontitud que la habitual, esto es,
entre las 72 y 96 próximas horas. Por tratarse del Gobernador, se entiende.
En tamaño trance
se hallaba -suscitando la misofonía de ciertos susceptibles allegados- cuando
golpeó las puertas de su mismísimo excusado real el precitado Edecán, quien
tuvo que percutir varias veces, pues los ruidos que venían del interior -esto
es, de su mismo ocupante- impedían en Sancho una audición proporcionada y
clara.
-Condone mi
insistencia, Su Bostecidad, pero tiene una audiencia ya acordada, y lo están
aguardando en el Instituto de Altos Estudios Comunicacionales Gene Sheldon...
-Es por el que
hacía del mudo Bernardo en la serie de El Zorro (y no pudo evitar perder por
unos instantes la gravitαs γ tararear el comienzo de la música de fondo).
-¡Voto a bríos!, que el susodicho mudo (después de Gardel, claro), no tenía nada de majagranzas y -cuando le correspondía se comportaba, cual su señor, como un barbián imbatible. Además, sepa usté, Edecán, que reunión de zorros, perdición de gaIlinas; zorros viejos no quieren tutores; zorro que duerme de día, de noche anduvo de cacería; clérigos y zorros, si pierden las mañas lo pierden todo; zorra politiquera, su cara la entrega; zorra feminista, ni linda ni lista....
-Amnistíeme Su
Consejeridad, pero le recuerdo que el Inadi ha prohibido el sexismo
paremiológico...
-Inadi me
importa. No estoy para aprender idiomas nuevos a mi edad; además soy
orgullosamente monóglota y hable yo caliente y no me entienda la gente... Que
Dios me entiende, decía el Manchego.
-Compostura, que
estamos ya en nuestro destino final.
Fue llegar
Sancho al salón del Instituto de Altos Estudios Comunicacionales, para
encontrarse allí con unos sujetos profusamente maquillados, cosmetizados,
aromatizados, rodeados de espejos de diferentes tamaños y grosores, ante los
cuales ensayaban mohines y visajes múltiples como quien padece un descontrol
miokinético ingobernable. Decenas de cámaras digitales los rodeaban, y la
verdad es que no se miraban entre ellos ni tampoco a Sancho, sino a sí mismos y
con verdadero arroba-miento. Tampoco se oían ni entendían los unos a los otros,
sino que parloteaban con el sonido molesto de las pipirijainas. Se respiraba un
aire de vanagloria y de vacuidad más intenso que en las asambleas comiteriles.
-¿Quiénes son
estos Narcisos?, inquirió Sancho, que ya an-daba mal dispuesto, olfateando que
aquellos sujetos eran poco menos que los constructores de la torre de Babel. (Y
no erraba).
Tomó entonces la
palabra monseñor Inter Mirifica, a cargo temporariamente del área
comunicacional, y sucesor de Tom Thitho Malabar, y así se explayó:
-Permítame
presentárselos, Su Renombridad. Cada una de estas celebridades o celebrities es
un influencer; esto es, alguien que, a través de las adoradas y veneradas redes
sociales contemporáneas, ejerce una especial influencia sobre la masa,
compitiendo entre ellos -por amor a la docencia popular, claro- a ver quién
predomina, insufla o marca tendencia sobre la población.
-No soy hombre
de leyes, dijo Sancho; excepto la de gravedad, que no puedo sino cumplir y
padecer, pero esto que está reconociendo es un delito y se llama "tráfico
de influencias".
-Pues ellos no
siguen nuestras normas, Excelencia. Imponen las suyas propias que son las que
prevalecen, repercuten y sugestionan a la chusma.
-¿y en qué
cuestiones, temas o materias quieren influenciar sobre el gentío?
-iPues sobre
todos los asuntos humanos y divinos, Vuesa Anacronicidad! Que les basta para
ello con haberse criado en un hogar ensamblado, en una escuela baradeliana,
lejos de las bibliotecas y prematuramente propietarios de un smartphone, tablet
o canal on line. Son los nuevos heraldos, y según la Consultora Nielsen, que
los mide, regula y recluta, poseen más re-percusiones sobre el común que las
que en las épocas oscuras tenían los predicadores desde sus tribunas.
-¿Más que los
padres Fultonyin, Laburo, Lorin y Filipus de la Redonda?
-Más que el
mismísimo Santo Padre, si me permite el sedeocupantismo.
-Voy
entendiendo, mintió Sancho, que se dirigió a paso marcial hacia el que parecía
ser el cabecilla de los Narcisos mientras se probaba unos guantes que habían
sido del Dr. Luis Ángel Firpo, también conocido como el Taurino-Pampense.
Con discreción y
viéndolo en algún peligro cognitivo, se le arrimó a Sancho el ministro de
Omnisciencia, el Dr. Wikipedia, y el Gobernador le aceptó su compañía con un
gesto sutil, que consistió en decirle a los gritos:
-¡Menos mal que
te avivaste, gilastrún!
-Oiga, señor
Influenzo, comenzó Sancho. ¿Usted no era una gripe estacionaria?
-Me confunde con
mi prima hermana, Influenza. Te paso mi hashtag y el hyperlink, así me ubicás
enseguida, ¿dale? Cuidate. Nada. Besitos. Dame un like. O levantame el pulgar.
iSelfieeee!
-Para besitos
tenemos al diocesano de La Guita, que se los dará sin que se los pida. Pero
hablando de la plata, ¿de qué viven ustedes?
-Los influencers
tenemos todas las carencias intelectuales requeridas hoy por el mercado.
Podemos actuar como periodistas, doctos, científicos, diplomáticos,
politólogos, travestis, meretrices, lo que pinte. Podemos incluso documentar
los eventos anticipándolos con fotos en instagram o videos en youtube. más
importante, nos ofertamos nosotros como mercancías co-Promocionamos marcas de
todos los productos, y lo que es diciadas y apetecibles. Las grandes marcas
mueren para que usemos desde su joyas hasta sus papeles higiénicos; y por
supuesto como de carne somos y de algo tenemos que vivir-hacemos el sacrificio
inmenso de recibir millones como recompensa a nuestro altruista magisterio
social.
Sigilosamente,
al escuchar el diálogo, se le había acercado el delegado del gremio de los
Matarifes, sugiriéndole a Sancho que le pidiera al influenzo mayores
precisiones sobre aquello que "de carne somos". Otrosí el Lic. Balín
del Programa Universal de Trabajadores Eméritos Reciclados Inguinales
Organizados (PUTERIO), para saber si le podían dedicar un tik tok. Pero Sancho
quería informarse mejor antes de dar su veredicto.
-Aquí el súbdito
tablajero me pide que le traslade una pregunta, que ya respondió san Pablo;
pero el recién llegado que
invoca
representaciones inguinales -jamás tenidas por lícitas ni decorosas en esta
ínsula- reclama, según colijo, un reloj despertador, y ahí ya me pierdo. ¿Qué
tiene que ver el noble oficio de arreglador de cronómetros o clepsidras con
vuestro inframundo de influencias mercantiles y conductas narcisistas?
-Su
Cavernicolidad, con todo el respeto que me merecen sus periclitaciones, y
haciendo caso omiso a sus agravios, el Tik Tok, no es propiamente un
reloj-cucú, sino un videíto corto y en formato vertical, que se reproduce como
rulos o bucles hasta que no se los pare.
-¿Estamos
seguros de que seguimos hablando de comunicación? -acotó Sancho. Porque entre
vosé que menta bucles y rulos y el
forastero que
reclama los derechos de la ingle, más me temo estar yo en ocasión de pecado que
en trances de gobernador. Así que, redondeando, escúchame Influenzo Narciso,
¿qué carrera estudian para graduarse de influencers, en dónde queda la sede de
dicha casa de estudios y cuántos seguidores tienen que tener para obtener la
licencia o habilitación laboral?
-Nosotros no
estudiamos nada, Su Trasnochidad. Somos cuidadosos objetos de estudio por los
líderes de las grandes corporaciones cartaginesas, fenicias, niponas,
gomórricas y aun de dos autóctonas, sita la una en el Once y la otra en la
Avenida Avellaneda. Nuestro fuerte es saber nada de todo.
de la epistemel
¡Somos los choznos vengadores de los abuelos Somos la victoria de la doxa sobre
los privilegios ancestrales a los que hicieron escribir cien veces: "Debo
prestar atención en clase". En cuanto al número de seguidores, y por
tratar de Usted, le revelaré un secreto: hay técnicas para inflarlos que le
permiten pasar de mil a un millón de influenciados y Sub yugados, con lo que se
multiplican los ingresos, puesto que no es lo mismo ser un microinfluencer que
uno mega, champion, hiper e macro,
Al tomar
conciencia Sancho de que todo cuando venía reveléndose sobre la industria de
los influencers, era -de mínimo-una espantosa estafa y de máxima un vicio
nefando, conteniendo en el medio todo tipo de aborrecibles propuestas, pidió
que le trajesen del Cabildo los instrumentos de tortura, abandonados desde el
infausto Año XIII, con la mayor prontitud posible.
-¡No lo haga, Su
Misericordia! -exclamó el Alguacil. Al instante lo convertirán en
"meme", lo viralizarán y lo transformarán en el hazmerreir de esta
historia trágica.
Pero era tarde,
lay! A Sancho no lo arredraban los memes. los momos ni los carnavales
correntinos. Hecho un trompo humano -o si se quiere el remolino de un huracán
en pleno voltaje- comenzó a correr a los influencers a perdigonadas, dispares
de obús, granadas vencidas y otras frutas de estación, acompañando sus
furibundas trombas con epitetos que hacían sorrojar a los más experimentados
coprolálicos.
Cuando lograron
contenerlo, y fiue necesario para ellos la intervención providencial de los
mellizos Custodia, que habían ganado el Biceps de Oro en los años de níquel,
sosegóse el buen Sancho, agradeció el gesto de mesura, y todo lo calmo que
puede estar un jabalí tras su presa, pronunció la siguiente
Sentencia:
-Visto y
considerando que los influencers convierten un delito en un oficio:
-que salvo
excepciones, el grueso de las influencias son pavotas, perversas, corruptas,
lelas, infames, sacrílegas y etc.;
-que sus
fautores están dispuestos y eso hacen- a convertirse ellos mismos en mercancía,
con lo que descienden a la categoría de la esclavitud o del rameraje:
-que sus
mandantes y a la vez sus cómplices se enriquecen malhabidamente a expensas de
la estupidización colectiva:
-que los
consumidores de influencias están narcotizados en sus seseras y con las
conciencias visiblemente obnubiladas y prontas al desatino,
se resuelve:
a) Quítaseles a
los influencers toda su parafernalia tecnológica, pudiendo usar excluyentemente
una Remington modelo 1950, un telégrafo Ericsson, 1880, y una Ectopistes
Migratorius o paloma mensajera embalsamada.
b) Recibirán a
su turno un pico y una pala; y un arado con yugo, bajo el cual harán las veces
de bueyes, por las muchas veces que animalizaron a la sociedad toda.
c) Devolverán
los dineros malhabidos y malgastados, los cuales serán transferidos a los
cottolengos, no considerándose tales las sedes de los tres poderes del Estado.
d) Sólo se
aceptarán los influjos que, según enseña san Dionisio, operen como el de los
coros superiores de los ángeles, respecto de los coros medios e inferiores.
e) Nómbranse
Regidores de Influjos Benéficos a los ignotos y abnegados misioneros que llevan
la doctrina católica a los confines del mundo, a pesar de la contrariedad que
esto le causa al Vaticano.
Será justicia
Promulgada la
cual dióse la señal de los festejos, los cuales consistieron ese día en una
peluca para la ocasión, porque siempre la pintan calva; una cacería de brujas,
excepto a las que estamos unidos por vínculos parentales; un cortocircuito
intencional, respetando las luces de las peñas, fogones, tabernas y hospitales,
y una caída de sistema con fractura expuesta, seguida de reposo prolongado.