Léase
ya, en este Tribunal
el
alegato vindicativo
contra
el presente, todo un criminal
al
que no le daremos paliativo:
“El señor aquí
presente nada quiere
de lo que el mundo
generoso le procura;
la palabra
“Democracia” le repele
tiene actitudes
típicas de un cura.
Sus escritos son
siempre impertinentes
y acusan a este mundo
de rebelde
contra un supuesto
orden trascendente
regido por un Dios
que dice vuelve.
No acata nunca la Ley
electoral
dice que todo este
“sistema” huele mal,
que en democracia a
veces sobra el pan
pero que el hombre
necesita la verdad.
Es inaudita su forma
de agitar
ideas viejas,
caducas, que no van,
habla de patrias y
del honor militar,
de misa en latín,
¡qué forma de atrasar!
Señores del jurado,
no es habitual
no es correcto, no es
nada actual
alguien que dice:
“del mono no venimos”
y afirma que hacen
falta exorcismos.
Señoras y señores de
este pueblo,
nadie que piense
puede ya tolerar
alguien que dice
“Venga a nos tu reino”
negando la soberanía
popular.
Alguien que habla de
un castigo eterno
dan ganas de
invitarlo con cicuta,
ya no es posible
semejante enfermo
hay que decirle:
“Usted es un hijo de p…”
Señoras y señores
democráticos,
saben ustedes, no hay
que discriminar,
sólo echarle ácido
muriático
a aquel que dice: “el
mundo seguirá mal”.
Señores, este fiscal
solicita
en nombre y defensa
de la Democracia
que al susodicho le
otorguen una cita
de por vida con la
penitenciaria.
Así el mundo mucho
adelantará
y el progreso será
más venturoso.
¿Qué él no está solo,
que hay muchos más?
Eso, señores, eso es lo
asombroso.”
Adolfo Gómez Esquivel