El pobre defensor de la Neo-Fraternidad
felenizada hace lo que puede, lo entendemos. Se esfuerza, busca defender con ímpetu
y “agallas” a su “baluarte”, pero la cosa le termina saliendo siempre mal. El ex
“vasquezconceta” reproduce una entrada de su colega de PCI que básicamente da una información cuantitativa respecto
del gran crecimiento de la FSSPX por superar los 600 sacerdotes y tener en
construcción el seminario más grande del mundo, o algo así. Pero sin solución
de continuidad, el felecista periconense mezcla las categorías y asocia la nota
de la cantidad con un título del orden cualitativo.
Para nuestro bloguero el hecho de que haya 600 sacerdotes es inequívoca señal
de buenos frutos. Con ese criterio, que haya 6 millones de personas que
aplauden y vitorean a Francisco sería también un buen fruto.
Si el felecista hubiese titulado “LOS FRUTOS
ESTÁN A LA VISTA”, en vez de “LOS BUENOS FRUTOS ESTÁN A LA VISTA”, entonces
habría correspondencia entre lo que dice y la nota que presenta. De otro modo
está desnudando que lo que vale para él son los números, cuanto más grandes
mejor, lo cual no nos dice nada acerca de la calidad de esos frutos. Seguramente preguntado sobre esto,
presentaría como buenos frutos una cierta cantidad
de iglesias, seminarios o concurrencia de fieles a las misas. Con lo cual daría
vueltas sobre lo mismo: la cantidad.
Ya esa entrada de PCI fue bien demolida por un
blog resistente hace tiempo, dando cuenta general de la calidad de esos frutos.
No insistiremos sobre ello.
Pero ya nos imaginamos a Perikohn insistiendo
con sus confusiones, ¿quizás hasta postular los “buenos frutos” de Radio Cerianidad,
de acuerdo a que esta se congratuló recientemente de sus 11 millones de visitas
o “presencias”?
¿Quizás habría dicho, al ver la cantidad
multitudinaria de seguidores el día que Nuestro Señor multiplicó los panes y
los peces, “¡qué buenos frutos los de los cristianos!”, para mascullar
finalmente el día de su crucifixión, ante el puñado de cristianos que lo
acompañaban, una queja amarga, porque no eran tantos como en aquella otra jornada? ¿Diría que ese puñado no eran “buenos
frutos”?