“Vivamos la milicia del cristianismo con buen humor

de guerrillero, no con hosquedad de guarnición sitiada”.

Nicolás Gómez Dávila

“Estoy inaugurando en la Argentina la literatura anticlericalosa. En todos los países católicos existe y aquí es una vergüenza. Los eclesiásticos, como toda sociedad humana, tienen sus defectos, abusos y ridiculeces y si no existe un contraveneno, el córrigo-ridendo-mores, campan con todos sus respetos, como una murga cualquiera”.

Padre Leonardo Castellani


jueves, 26 de septiembre de 2013

DON CAMILO, O EL SENTIDO DE LA HISTORIA




Mucho es lo que se puede decir acerca y a partir de la obra más conocida de Giovanni Guareschi. Tanto que tal vez sería mejor dejar al lector que la descubra por sí mismo, por la sencilla razón de que la Lite­ratura encuentra el comienzo de su justificación en quien la lee y no en la crítica literaria. Por ello preferimos dejar que, pese a los muchos valores que pueden enumerarse en este caso concreto, la obra sea leída sin análisis en ese sentido y vamos a atrevernos a destacar un elemento al parecer marginal, pero con todo esencial, de este delicioso relato.
Como resulta perfectamente claro, el autor poseía un lenguaje des­carnado y preciso, pero lleno de jugosa expresión. Y es con ese estilo que lo caracterizaba que Guareschi ensayó, medio en broma pero muy en serio, nada menos que una teoría de la Historia. Lo esencial de la mentada teoría se encuentra apenas transitando las primeras páginas y sustenta toda la obra. Limitémonos a repetir con él como está expre­sada: “...los hombres no hacen la Historia, sino que la soportan...y un día el Buen Dios se cansa y mueve la última falange de su dedo meñique y todo salta por los aires...”. Porque el hombre, según Guares­chi, en su afán loco por poseer y fabricar, construye un mundo en equi­librio inestable, que no se sustenta en dar gloria al Señor sino en glori­ficarse a sí mismo.
Si ésta no es toda una teoría de la Historia —por lo menos “in actu exercito”— no sé dónde podemos encontrar una. A pesar de la aparente contradicción en los términos de la primera frase del autor, es fácil des­cubrir en lo que sigue que Guareschi encontró la única elaboración sensata que puede hacerse en cuanto al sentido de lo que hablamos. Porque si los hombres no sabemos descubrir como Don Camilo, porque lo hemos olvidado, cuándo el Cristo está contento o enojado, es inútil toda ciencia y toda filosofía y cuanto construyamos hará que la Historia tenga que ser soportada, por cuanto habremos subvertido la Historia de la Salvación y la habremos transformado ¿o la hemos transformado ya? en la Historia del Pecado.

Clara Falcionelli. Revista Moenia Nº 1, Bs. As., Marzo 1980.

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