Un alma atormentada. Polichinela del diablo.
Decía el gran
sacerdote antiliberal, don Félix Sardá y Salvany: “Lo que muestra mejor al hombre es su conducta práctica más aún que sus
palabras. Éstas, como decía donosamente Talleyrand, sirven ordinariamente para
ocultar el pensamiento; la conducta lo revela casi siempre aun a pesar de su
dueño. No entiendo aquí por conducta tal o cual falta en que todos podemos
caer; hablo de la conducta pública, general, de la conducta sistemática, de lo
que más bien que conducta podríamos llamar procedimiento práctico” (“Cosas
del día, o sea, respuestas católico-católicas a algunos escrúpulos
católico-liberales”).
Interesadamente
falaces, las hienas de la Radio Cerianidad, cuya especialidad es la agresión
sistemática a Mons. Williamson (y en su figura a toda la Resistencia católica),
omiten siempre todo aquello que en la conducta de Mons. Williamson lo revela
como consagrado a combatir el liberalismo y lo ha hecho resistir a la impiedad
conciliar y la traición dentro de la FSSPX. En cambio, sí se placen en
mencionar su aceptación del motu proprio de la misa y el “levantamiento” de las
excomuniones, cuando estaba dentro de la estructura oficial de la FSSPX. Sin
embargo, si por tales actitudes –que no contemplan lo que ocurrió después- se
creen con derecho a llamar acuerdista o liberal disfrazado a Mons. Williamson,
del mismo modo tendrían que afirmar que el Padre Ceriani es un falso
sedevacantista o quizás un acuerdista disfrazado, pues todavía se recuerda su amplísimo
estudio sobre las dificultades que entraña la posición sedevacantista, titulado
“Monseñor Lefebvre y la sede romana. Posición inalterada
de Monseñor Lefebvre durante 20 años”,
el cual la FSSPX presentaba así: “De su
lectura en más, creemos, muchos de los que han sido fascinados por la idea del
sedevacantismo reflexionarán sobre las dificultades que entraña sostener
responsablemente tal opinión y quizás de este modo lleguen a advertir que la
polémica al respecto debe ser muy prudente, franca y alejada de todo espíritu
sectario. Una disputa (contradicción de pensamientos) signada por el espíritu
de apertura intelectual, de búsqueda de la verdad y nunca basada en o fuente de
discordia (contradicción de sentimientos)”. Pero, por supuesto, ningún
“teólogo” del staff radial le imputa al intocable Ceriani tal actitud, a pesar
de que contradicen todo aquello que él postulaba, con un espíritu sectario y de
discordia, incluso contrariando aquello de la posición inalterada de Mons.
Lefebvre, pues lo quieren convertir al arzobispo en un sedevacantista. Algo que
el mismo documentado trabajo de Ceriani se encarga de refutar, pero que allí
nadie le imputa pues quizás haya sido “un pecado de juventud”.
A esto debe agregarse
la actitud de la despechada Radio Cerianidad de tomarse de alguna que otra
palabra de Mons. Williamson de una conferencia, y aislarla de su conducta
pública, con lo que se revela a las claras el “procedimiento práctico” por el
cual se muestra esta gente en su intención torcida y ajena a la realidad. Cuando
el detective Ceriani encuentre un error de traducción, se tratará sin dudas de
una falsificación, de un timo, de un engaño. Porque él vive para demostrar que
no puede ser engañado. Y que los demás son deshonestos. “Denme las cartas de
un hombre inocente, y yo lo haré condenar” decía Napoleón Bonaparte.
De los engaños y falsificaciones suyos y de la propia Radio, jamás dirá
nada.
Porque hay que decir
las cosas claras. Es la conducta lo que revela lo que el hombre es. Hay
campeones de la ortodoxia católica…dentro de un café. O escondidos tras un
sitio web, blog o Radio. Pero que luego en sus acciones se desdicen, o no
manifiestan lo mismo que postulan verbalmente. ¡Dios quiera que no seamos de
esos! Pero esta es una realidad, muy palpable en estos tiempos. Es decir, que
en verdad hay muchos que no creen en la verdad católica, porque no la viven.
Mons. Williamson fue
apremiado a que cierre sus Comentarios Eleison, por denunciar el liberalismo en
la FSSPX. Fue excluido del último Capítulo general, por su posición antiliberal
en la FSSPX. Fue expulsado de la congregación por oponerse al acuerdo con la
Roma modernista. Fue excomulgado por realizar una consagración en defensa de la
Iglesia Católica y contra el modernismo. Fue separado de un seminario y expulsado de un país y llevado
a juicio por el Sionismo internacional por decir una verdad contra el nuevo
dogma de fe mundial. Mons. Williamson puede exhibir como gloriosas
condecoraciones estas persecuciones, estas expulsiones y estas condenas y los
ataques mediáticos y los insultos más variados del mundo, por mantenerse fiel a
la verdad. He allí algo nada difícil de entender para un católico verdadero. No
hay detrás ningún misterio. El mismo camino recorrido por Mons. Lefebvre ante
la ira de los impíos, debió recorrer él. Son hechos que muestran una clara
conducta de repulsa a los poderes establecidos que pugnan contra la Iglesia.
Dicho todo esto sin desconocer lo defectuosa que pudiera ser su conducta en
algún u otro momento, como falibles somos todos. Esto no es una apología ni un
panegírico, sino una constatación.
¿Pero qué tenemos por
el lado del rabí radial? El campeón de la resistencia dura e inflexible, el
gran maestro de la polémica, el sabio incomprendido, el denunciador serial, en
este orden de cosas, no tiene ninguna medalla que exhibir, pues es claro que
nadie lo conoce y su labor intelectual –por demás mediocre- apenas cuenta con
la atención de un sitio web. Mientras que los Comentarios Eleison son
reproducidos por al menos una docena de sitios y blogs, los sermones o
artículos ceriánicos no despiertan mayor interés. Y ¿qué persecución puede
esperar quien se ha apartado de toda acción apostólica y sólo reduce su “militancia”
a atacar sin el menor riesgo de su parte a uno de los dos únicos obispos
integralmente católicos que quedan en el mundo, y por lo cual han sido
excomulgados por Roma modernista? ¿Cómo va a ser denunciado Ceriani si se
dedica con ahínco a atacar a la Resistencia católica y al obispo odiado por la
Sinagoga de Satanás? Verdaderamente, obra de Satanás hace este jactancioso Don
Nadie, que busca la atención a través de sus dicterios constantes y sus
mentiras recurrentes. Sí, mentiras descaradas que en este mismo blog hemos
destacado sin ser refutados, porque, claro ¿cómo se va a rebajar el Papa de los
sedevacantistas más potentes? ¿Y con qué?
El diablo intenta,
siempre, separar a los que deben estar unidos y unir a los que deben estar
separados. Ceriani, ministro del diablo, acaba de insistir para crear discordia
dentro de la Resistencia, tratando de hacer creer que hay una reyerta. No hay
ninguna reyerta, aunque ese es su deseo. Pero basta con que algún exasperado
como él (el desquicio no es sólo suyo) desfogue sus perturbaciones con
vehemencia para buscar hacer con ello un tsunami. ¡Oh, pobre Yago, tu vida
depende de Otelo!
Decimos que lanza mentiras,
y decimos también odio. Lo de Ceriani pasa de ser viveza de genio o
intemperancia. Por eso ni siquiera puede nombrar a su “archienemigo”, y dice
simplemente “el obispo de Kent”. Los judíos tampoco nombran a Jesús, por el
odio que le tienen. Quizás haya entrado ya al séptimo grado del Fariseísmo, que
supo describir Castellani. Pero ¡ay! que hace obra mala sin recibir a cambio
nada: ni siquiera el incienso que ambiciona, pues es claro que la pedantería se
da bien con “Hamwell” o los Oscars de Hollywood, pero no con la vida religiosa.
¿Quién no lo sabe? Pero ¿qué alma atormentada subyace en el afán de convertir
un espacio periodístico católico en un sitio tabernario y sañudo, procaz y
maldiciente, sectario y vengativo? Señores: eso es obra del diablo. Pobres de
aquellos que le dan su mano.