“Creo, lector, que si Satanás hubiese de encarnarse en algo digno de su
perversidad y de su odio a Dios y al género humano, encarnaríase en un mal
periódico. Recorriendo con la imaginación lo mucho malo que sobre la haz de la
tierra ha vomitado el infierno desde el pecado de Adán hasta las blasfemias de
hoy día, nada encuentro tan diabólicamente corruptor como un periódico impío.
Así deben de haberlo conocido también los enemigos de nuestra fe y de la
felicidad del pueblo, cuando tan buena maña se han dado en llenar el mundo de
esta funesta mercancía.” Así decía el
gran antiliberal don Félix Sardá y Salvany en su obra “Los malos periódicos”.
Dios
abomina de la llamada “libertad de prensa” mediante la cual los liberales se
permiten insultar a Dios de todas las formas posibles, desde las más sutiles a
las más depravadas y escandalosas. Y como los liberales progresistas usan de la
“cortina de humo” del ataque a todas las religiones para en realidad hacer
pasar mejor su objetivo de ofender la única verdadera Religión de Dios que es
la Católica (mal que le pese a Francisco), entonces Dios es capaz de usar de
los medios que sea para ejercer su castigo, y de ese modo ejercer también su
misericordia intentando hacer despertar a los que se engañan. Y si, como
afirmaba el Padre Castellani, Hitler fue en su momento el “azote de Dios” de un
mundo rebelde a sus Mandamientos, hoy los musulmanes son usados por el Dios Trinitario
para castigar la infamia de los occidentales europeos que apostatan en nombre
de la sacrosanta Libertad y Democracia masónicas. Al diablo con la República
socialista, los franceses siguen soportando las consecuencias de su apostasía con
la islamización y las consecuencias de sus principios se ven en el terror de
los atentados físicos que hoy paralizan a la “opinión pública” que se rasga las
vestiduras…Y vendrán las peroratas vaticanas a pedir más “diálogo” para
alcanzar la paz. Las balas escandalizan más que las malas palabras.
El único problema es atacar a Mahoma. De los impíos ataques
a Cristo no se habla, eso se puede tolerar en la sociedad liberal progresista
occidental.
El
pasquín “Charlie Hebdo”, similar a la basura llamada “Barcelona” que hay en
Argentina, se burló groseramente y atacó en varias de sus portadas y artículos a
la Santísima Trinidad, al Niño Jesús, a la Virgen María y San José, a la
Iglesia Católica, sin que nadie se escandalizara, sin que Francisco o el ocupante
de turno pusiera el grito en el cielo. Ahora se rasgan las vestiduras. Gentes de
dura cerviz, que ni así aprenden…
Dijo
un tal Patric Jean, columnista del sitio de noticias Médiapart:
“El
diario siempre jugó con la noción
de lo blasfemo, lo que es perfectamente sano en una democracia laica. Hoy paga el precio de quedar atrapado en una loca barbarie, haya sido
ésta cometida por neonazis o por islamistas". Este imbécil parece recordar una frase de Luis Buñuel: “Blasfemar es vivificante”. Vean la
sanidad de la democracia laica, de la “sana laicicidad” propugnada por los
modernistas conciliares…
Recordemos
la enseñanza de la Iglesia: “Lo que no
responde a la verdad y a la ley moral, no tiene, objetivamente, ningún derecho
a la existencia, ni a la propaganda, ni a la acción”. (Pío XII, Alocución
Ci Riesce a los juristas, 6 de diciembre de 1953).
Terminemos
con la palabra siempre justa de Nicolás Gómez Dávila:
“Los pecados que escandalizan al
público son menos graves que los que tolera.
“Dios es el estorbo del hombre moderno”
“La libertad merece únicamente el
respeto que merezca la actividad en la que se vierte”.
“El liberalismo no ha luchado por la
libertad sino por la irresponsabilidad de la prensa”.