“La tragedia sólo nos está permitida a
título de comedia misericordiosa, porque el pleno vigor frenético de las
alegrías divinas nos azotaría con demasiada rudeza, como una farsa escandalosa.
Debemos tomar nuestras lágrimas más ligeramente de lo que podríamos tomar la
tremenda levedad de los ángeles. Y acaso estamos en esta silenciosa cámara
estrellada porque las risas de los cielos son demasiado atronadoras para que
podamos resistirlas”.
Gilberto K. Chesterton