Como dijo Jerónimo del Rey, decimos nosotros
con él a esas señoritas del despecho radial y sabioletas de interné, siempre tan adustas, tan oskas, tan serianis:
“-¡Adelante pues con los faroles, y arda troya si tiene que
arder! Y desencadénense las ocultas potencias de la suspicacia, la
maledicencia, la crítica y la razón, que una vez que veamos el opúsculo
encuadernadito y amontonado en la “distribuidora” responderemos con la
conciencia tranquila y la serenidad de una estatua a esas gentiles invitantes y
a todas las otras que se presenten: “Gracias, señoritas; yo no bailo”.
Bailarán entre ellas. ¡Que bailen!”
¡Y que Viva
Cristo Rey!