¿Sabiazo Incorregible?
Algunos, en defensa de la fe, persiguen incluso a los herejes, pero desprecian con insolencia a los fieles que están en el seno de la Iglesia. Refutan, es cierto, a los enemigos de la fe a causa de la infidelidad, pero oprimen a los fieles con el peso de la soberbia.
Los maestros iracundos
convierten el tono de la enseñanza por su rabioso furor en crueldad enorme y
por lo mismo más hieren a los súbditos con lo que podían enmendarlos.
El prepósito iracundo
castiga desmedidamente las culpas, porque su corazón distraído con los cuidados
de las cosas no se recoge en el amor único de la divinidad. Porque el
entendimiento desparramado en mil asuntos no está recogido por el lazo de
la caridad, sino que malamente laxo, se mueve mal en toda ocasión.
Muchos hay que al enseñar
no son humildes en la exposición, sino arrogantes y que aún lo bueno que
predican no lo anuncian por deseo de corrección, sino por vicio de
grandilocuencia.
Muchos hay que enseñan no
por intención de edificar, sino por la hinchazón de engrandecerse, y no son
sabios para aprovechar, sino que desean enseñar para parecer sabios.
Hay una perversa imitación
de arrogantes sacerdotes por la que imitan a los santos en el rigor de la
disciplina y desdeñan seguirlos en el afecto de la caridad: quieren parecer
rígidos por la severidad y no quieren dar ejemplos de humildad, para ser
tenidos más como terribles, que como mansos y afables.
Los doctores soberbios
saben más de herir que de curar. Es Salomón quien (Prov. XIV, 9)
atestigua: En la boca del insensato está la vara de su soberbia,
porque reprendiendo con rigor hieren y desconocen el compadecer con humildad.
Quien acepta por caridad de
corazón y humildad de conciencia el curar los males del pecado ajeno bien
acepta. Además quien reprende al delincuente con corazón soberbio o lleno de
odio no enmienda, sino hiere. Porque todo cuanto profiera el protervo o airado
es furor de quien ofende, no dilección de quien corrige.
San Isidoro de Sevilla, Lib. III Sentencias.
¿De qué te sirve discutir cosas sublimes a propósito
de la Trinidad de Dios si no eres humilde y desagradas a la misma Trinidad?
Verdaderamente, las palabras hermosas no hacen santos ni justos; en cambio, la
vida correcta hace al hombre amable a Dios. Prefiero sentir el arrepentimiento
que me lleve a la conversión, en vez de poderlo definir. Si conocieras las
Escrituras de memoria y te supieras todas las frases célebres de los filósofos,
¿de qué te aprovecharía todo eso si no amas y agradas a Dios?
Imitación de Cristo I 2
Con seguridad
es mejor el campesino humilde sirviendo a Dios que el engreído intelectual que
estudia el Cosmos olvidando el propio conocimiento. El que bien se conoce a sí
mismo acepta sus limitaciones y no se complace con las alabanzas que le puedan
dirigir
Imitación de Cristo II 1
A los intelectuales les gusta hacerse notar y aparecer
como sabios.
Imitación de Cristo II 2
Ésta es una profunda y utilísima lección: el auténtico
conocimiento y la justa valoración de sí mismo. Gran sabiduría y perfección es
pensar bien reconociendo lo bueno de los demás y ver las propias limitaciones.
Si vieras a alguien pecar públicamente o perpetrar graves delitos no deberías
estimarte mejor que él ya que tú mismo ignoras por cuánto tiempo más podrás
comportarte correctamente. Todos somos frágiles pero tú no consideres a nadie
más frágil que a ti mismo.
Imitación de Cristo II 4
Si se pusiera tanto empeño en extirpar los vicios y
sembrar virtudes como el que se emplea en promover discusiones habría menos
delitos y escándalos entre el pueblo y menos superficialidad en las
comunidades. Ciertamente, cuando llegue el día del juicio no nos preguntarán
qué leímos sino qué hicimos ni si hablamos bien sino qué honestamente hemos
vivido. Dime, ¿dónde están ahora todos esos señores y maestros a quienes
conociste bien cuando vivían y se destacaban en los estudios? Actualmente otros
ocupan su lugar y nadie se acuerda de ellos. Mientras vivían tenían prestigio;
ahora nadie habla de ellos.
Imitación de Cristo III 4
¡Qué pronto pasan las glorias del mundo!. Ojalá la
vida que llevaron haya concordado con sus ciencias, entonces sí habrían
estudiado y aprendido provechosamente. ¡Cuántos se consumen por la
intranscendente ciencia de este mundo y qué pocos se interesan por mirar a
Dios! Y porque muchos eligen ser más poderosos que humildes, están vacíos por
dentro como sus propios pensamientos. De verdad es grande quien tiene grande
amor. De verdad es grande quien reconoce sus limitaciones y tiene en nada los
honores. De verdad es consciente quien considera cualquier cosa como pérdida
con tal de ganar a Cristo. Y de verdad es un sabio quien sigue fielmente la
voluntad de Dios y somete su propia voluntad.
Imitación de Cristo III 5
No pienses que eres mejor que otros, no vayas a
aparecer peor ante Dios, que conoce muy bien cómo es cada uno. No te
ensoberbezcas por tus buenas acciones, ya que el criterio de Dios es distinto
del nuestro y a veces lo que está bien a los demás no le parece suficiente a
Él. Si tienes algo bueno cree que es mejor lo ajeno, conservándote así humilde.
No te hace ningún daño colocarte al último en cambio puede ser muy dañino
ponerse por delante de uno solo. Con el humilde está la paz, en el
autosuficiente hay celos e indignación con frecuencia.
Imitación de Cristo VII 3
Mientras estamos en
esta tierra, no hay cosa que más nos importe que la humildad.
Santa Teresa,
“Moradas”