“Si ustedes
discuten con un loco, es muy probable que lleven la peor parte en la discusión;
porque en muchas formas, la mente del loco es más ágil y rápida, al no hallarse
trabada por todas las cosas que lleva aparejadas el buen discernimiento. No lo
detiene el sentido del humor o de la caridad o las ya enmudecidas certezas de
la experiencia, El loco es más lógico, por carecer de ciertas afecciones de la
cordura. La frase común que se aplica a la insania, desde este punto de vista
es errónea. El loco no es el hombre que ha perdido la razón. Loco es el hombre
que ha perdido todo, menos la razón.
(…)
Desde que empieza
a actuar su razón, actúa en la antigua ruta circular; girará en torno de su
círculo lógico, igual que un hombre en un coche de tercera clase de Juner
Circle, girará en torno de Juner Circle, hasta que realice el voluntario,
vigoroso y místico acto, de bajarse en Gower Street. Aquí, la decisión lo es
todo; una puerta debe cerrarse para siempre. Cada remedio, es un remedio
desesperado. Cada cura, es una cura milagrosa. Curar a un hombre no es discutir
con un filósofo, es arrojar un demonio. Y por apaciblemente que trabajen en el
asunto los doctores y los filósofos, su actitud es profundamente incomprensiva.
Su actitud es ésta: que el hombre debe dejar de pensar, si quiere seguir
viviendo. Tal tratamiento, es una amputación intelectual.
(…)
“En todos se
manifiesta esa combinación que hemos notado: la combinación de una razón
expansiva y extenuante, con un sentido común contraído y restringido. Son
universales en cuanto se aferran a una explicación razonable y la llevan hasta
muy lejos. Pero una muestra, puede prolongarse hasta siempre y ser no obstante,
una pequeña muestra. En un tablero de
ajedrez, ven el blanco sobre el negro; si el universo entero está pavimentado
como el tablero, siempre siguen viendo el blanco sobre el negro. Como el
lunático, no pueden alterar su punto de vista; no pueden hacer un esfuerzo
mental y repentinamente verlo negro sobre blanco”.
(Chesterton, “Ortodoxia”).
Según esta lógica
indestructible de Radio Cerianidad, la consagración episcopal realizada por
Mons. Williamson tendría como fin seguir los pasos de Mons. Fellay para así
acercarse al acuerdo con Roma (¡¡¡!!!).
Imaginen a alguien diciendo
en aquel entonces que Mons. Lefebvre –el “excomulgado” por Roma Mons. Lefebvre,
el llamado por todos los enemigos de la Iglesia rebelde y desobediente- realizó
las consagraciones episcopales para acordar con Roma.
Sí, sin dudas el chaleco de
fuerza sería el clamor necesario de cualquiera que tuviere sentido común.
Pero así es la Radio. Y la
Radio del fruto prohibido, para
ejemplificar esto, coloca el dibujito que reproducimos arriba, de las pisadas
en círculo.
Claro que si alguien camina
en círculo lo que hace no es ir a Roma. Si uno camina en círculos no va a ninguna parte. Si alguien camina en círculos se
queda donde está. Que es precisamente lo que ocurre con esta Secta Radial: dar
vueltas una y otra vez sobre lo mismo, o, mejor dicho, sobre sí misma. Como un
disco rayado que nadie tiene la delicadeza de parar.
Decía Chesterton que el
círculo es la imagen de la locura, y la cruz de la verdadera libertad (incluso
tiene una novela llamada “La esfera y la cruz”). Sin darse cuenta, los lógicos se
encierran en sus círculos insanos y, pretendiendo desautorizar y descalificar a
los otros, se descubren a sí mismos.
Convengamos que es fácil
advertirlo, pues se trata de un disco rayado, de un mórbido girar desesperado
que sólo la rotura del aparato podría hacer frenar.