“Vivamos la milicia del cristianismo con buen humor

de guerrillero, no con hosquedad de guarnición sitiada”.

Nicolás Gómez Dávila

“Estoy inaugurando en la Argentina la literatura anticlericalosa. En todos los países católicos existe y aquí es una vergüenza. Los eclesiásticos, como toda sociedad humana, tienen sus defectos, abusos y ridiculeces y si no existe un contraveneno, el córrigo-ridendo-mores, campan con todos sus respetos, como una murga cualquiera”.

Padre Leonardo Castellani


miércoles, 10 de diciembre de 2014

El caballo fabulista


La Radio acostumbra hacer aspavientos con sus GRANDES PLUMAS: coloca en el título el nombre de uno de ellos como si fuera el autor o responsable de una fábula que luego vemos le pertenece a otro autor, un clásico de las letras, y no a él, que lo único que ha hecho es seleccionarla y enviarla con tres líneas introductorias.

Es la ENFERMEDAD propia de la Radio Cerianidad: la auto exaltación o el “autobombo”.


He aquí una fábula de Iriarte para el fabulista radial:



LA PARIETARIA Y EL TOMILLO

  
Nadie pretenda ser tenido por autor, sólo con poner un ligero prólogo o algunas notas a libro ajeno


Yo leí, no sé dónde, que, en la lengua herbolaria
saludando al tomillo la hierba parietaria,
con socarronería le dijo de esta suerte:
«Dios te guarde, tomillo: lástima me da verte;
que aunque más oloroso que todas estas plantas,
apenas medio palmo del suelo te levantas».
Él responde: «Querida, chico soy, pero crezco
sin ayuda nadie. Yo sí te compadezco,
pues, por más que presumas, ni medio palmo puedes
medrar, si no te arrimas a una de esas paredes».

Cuando veo yo algunos que de otros escritores
a la sombra se arriman, y piensan ser autores
con poner cuatro notas o hacer un prologuillo,
estoy por aplicarles lo que dijo el tomillo.

Tomás de Iriarte


Y otra fabulita ad hoc de otro autor sin fama ni nota:


EL CABALLO FABULISTA

Un caballo corto de vista
pensó usar a un fabulista
queriendo dar un consejo
con un prestado gracejo.
Lo curioso es que el ciego animal
incapaz de ver su propio mal
les da el medicamento a los demás
cuando es él quien debiéralo tomar.

Recuerda, no te lo digo por tu mal,
caballo eres y así seguirás,
deja las letras y ve al oculista
así tal vez recuperes la vista.

Braulio Moyano Casas de la Fuente y Ribadeneyra Zambueza 




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