“Vivamos la milicia del cristianismo con buen humor

de guerrillero, no con hosquedad de guarnición sitiada”.

Nicolás Gómez Dávila

“Estoy inaugurando en la Argentina la literatura anticlericalosa. En todos los países católicos existe y aquí es una vergüenza. Los eclesiásticos, como toda sociedad humana, tienen sus defectos, abusos y ridiculeces y si no existe un contraveneno, el córrigo-ridendo-mores, campan con todos sus respetos, como una murga cualquiera”.

Padre Leonardo Castellani


domingo, 14 de diciembre de 2014

EL EXTRAÑO LINAJE DE LOS WILLIAMSON - Primera parte


EL EXTRAÑO LINAJE DE LOS WILLIAMSON

Por Doug Basil Renfield y Dorothy Grapefruit



 Nota previa:

Los autores son un matrimonio de académicos que por años han dado clases de literatura en la preparatoria de la Loughborough University. Renfield es además periodista de “Railway Folks” y Dorothy es hija y heredera del destacado empresario frutihortícola J. D. Grapefruit, tiene además un doctorado en Historia Renacentista y ha sido campeona nacional de ballesta. Ambos son especialistas en heráldica británica y suelen ir a la liturgia en latín del condado de Barwell, cuando no pueden ir a Wigston. Su dossier sobre los Williamson ha circulado en diversos círculos de sedevacantistas de la Commonwealth, en el boletín “Catholic Autentic News” y en el Magazine “Scholar’s Kingdom”. Ha sido traducido al español por el Sr. Jürgen Navarro de Canelones, Uruguay. CRM lo presenta en exclusiva por primera vez al público de habla española.


Primera parte


¿Qué nos llevó a estudiar el linaje del obispo Williamson?

Afirma Dorothy: “Mi marido y yo somos muy lectores y debido a nuestro poliglotismo prestamos atención a sitios de internet de diferentes lugares del mundo. Cierta vez nos llamó la atención un sitio que parecía muy interesante y muy serio que se llama “Radio Cerianidad”. Advertimos que le dedicaban varias entradas incluso diariamente, casi de manera obsesiva, por lo que dedujimos que este obispo sería importante. Nosotros no estamos familiarizados con las diversas posiciones teológicas que parece haber en juego, pero sin dudas vimos que allí había algo importante por lo que este obispo merecía ser investigado.

Además de ese sitio web –acota Mr. Renfield que se suma a la entrevista previa- tuvimos en cuenta otros sitios muy serios que nos proporcionaron información de contenido muy sazonado y candente, por decirlo de alguna forma periodística. Se trata de “Foro Caótico” y “Milenarium Christi”. Nos llamó la atención el tono mesurado y equilibrado con que esos periodistas de habla hispana despliegan su saber. Con todo ese material circulante en la red, no podíamos negarnos a iniciar nuestra propia investigación, ya que teníamos una buena y sólida base de sustentación.

Nosotros conocíamos a los Williamson de Brighto –continúa Dorothy-, que estaban relacionados con familiares directos del obispo. Por lo tanto teníamos algunas referencias acerca de él. Por ejemplo, nos encontrábamos casualmente en un concierto en el Albert Parker Hall con ellos, luego íbamos a cenar y allí entre bocadillo y bocadillo nos llegaban datos muy jugosos, casi tanto como nuestros beefsteacks.

Doug Basil apunta que él siempre se interesó en el esoterismo cripto-cristiano que derivó en una forma de nazismo oculta, como la que salió a relucir en las declaraciones controvertidas del obispo inglés a la televisión sueca. Pero no fue sino hasta que dio con la susodicha “Radio Cerianidad” que pudo comprender bien qué clase de malévolo individuo tenían entre manos. Lo demás fue cuestión de investigar, uniendo cabos. Bastaba tirar del hilo para asir el resto del ovillo.

¿Quién es Mons. Richard Williamson?

Los orígenes del obispo Richard Williamson nos ayudarán a comprender estas escandalosas declaraciones.


Lefebvrista de la primera hora, hoy recalcitrante e inadaptado, debió ser expulsado por sus colegas de religión.


Imagen que representa bien las ideas del obispo de Kent. Sus detractores latinoamericanos lo sindican como un acuerdista que tramó un secreto pacto con el papa Ratzinger, lo cual veríase confirmado en esta imagen simbólica.


Datos biográficos:

Como afirman los historiadores más destacados, Williamson “ha tenido un cuidado extremo en esconder cualquier información referente a su nacimiento, padres, infancia y primeros años de vida adulta, por lo que nos encontramos con distintas versiones no necesariamente coincidentes”. A completar este rompecabezas se agrega nuestro humilde expediente secreto.


Richard Nelson Williamson fue expulsado del vientre de su madre el 8 de marzo de 1940, al mismo tiempo que una delegación finesa viajaba a Moscú para redactar un tratado de paz, que fue firmado finalmente el 13 de marzo del mismo año, concluyendo la guerra para Finlandia a las 11 de la mañana de ese día. Según algunos, Ricky (como sería llamado siendo muy pequeño) nació en un lugar indeterminado del Buckinghamshire (quizás Beaconsfield), y en un igualmente imprecisable lugar de Londres, según otros. Debido a los bombardeos alemanes y al secretismo del obispo no se ha podido acceder a ningún documento fehaciente. Lo que sí sabemos es que ni los ruidos de las sirenas ni las bombas explotando sobre las azoteas inglesas detuvieron el grito anormalmente furioso con que su madre lo recibió a este convulsionado mundo. Quizás no sea más que una leyenda urbana, pero lo cierto es que la misma perdura pese al paso del tiempo.

Vayamos ahora a descubrir de dónde vino este vástago de la casta Williamson.


Linaje paterno:

Hasta donde se ha podido verificar verazmente –recordamos que esta es una investigación científica y por lo tanto no inventamos nada- la rama paterna del obispo puso sus pies en la era moderna con el respetable Frank M. Williamson, su bisabuelo. Hombre honesto y probo dedicado a la venta de carruajes, sin embargo hubo un hecho trágico que cambió su vida para siempre.

Frank M. Williamson


Frank, llamado familiarmente Frank por todo el mundo, afincado en el condado de Allesley, Coventry, fue abandonado por su esposa Millie tras parir su segundo hijo. La mujer, según consta en un diario íntimo de su prima Joanna Carrington, se había convertido en amante de un hombre misterioso, según algunos, miembro de una secta esotérica que rendía culto a Ofiris. Esta secta esperaba que Millie diera a luz una mujer para poder ofrecerla en sacrificio, pero al no resultar esto debió pagar ella misma con su vida, como después se supo, las ambiciones sectarias.

Este hecho trastornó la vida del pobre Frank, que desquitándose en sus hijos, se dio a la bebida, volviéndose violento. Frank M. Williamson falleció al volcar su carruaje en marzo de 1839.

Sus dos hijos pequeños, de los que no hemos podido obtener registros fotográficos, tomaron caminos divergentes: el mayor, Frankie, se fue con un grupo de actores itinerantes, mientras que el menor, Joe, dedicó su miserable vida al proxenetismo.

Joe engendró dos vástagos de una de sus esclavas sexuales: William Alfred y Winston Albert.

William Alfred y Winston Albert dedicáronse al comercio avícola, enriqueciéndose de manera apresurada, tanto que debieron pasar una temporada en la cárcel ante la sospecha de enturbiar sus negocios. Al salir de tan incómodo recinto William Alfred se convirtió en anglicano. Su hermano se convirtió en peluquero de señoras en Francia.

William Alfred casóse con Edith Marton, de quien nacieron tres niños y una niña: William Joseph, Anthony Joseph, Shirley Camelia y Laurence Richard.

William Joseph, tío paterno del obispo, vio truncada su felicidad familiar al comprobar que su padre y su madre no se amaban como a él le parecía. Las palizas que su alcohólico padre destinaba a su madre lo llevaron al desencanto, y de ahí, al crimen organizado. Fue un delincuente conocido en el East Side londinense por su irreductible persistencia en el delito, sin jamás retractarse ni arrepentirse. La fotografía que ofrecemos a los lectores lo muestra (tercero desde la izquierda) en una de sus tantas forzadas “visitas” a la central de policía. Obsérvese la tranquilidad de su rostro, como si ya estuviese acostumbrado a posar para tales fotógrafos. Sus compañeros de banda no aparecen menos orgullosos.

Anthony Joseph, el otro tío, por su parte, se fue a Alemania enamorado de una bella germana. Allí se afincó como un alemán más, casándose con esa mujer, Doris Durrenmatt, con quien tuvo un niño y una niña. El niño de Anthony, Rudolf A., concurrió a la escuela inicial donde se hizo amigo inseparable de un compañerito llamado…Adolf Hitler. Varios años más tarde sus caminos volverían a encontrarse, tras el putsch de Munich.

Shirley Camelia se apagó en plena juventud debido a fiebre tifoidea.


William Joseph Williamson, un delincuente que no se retractaba.


Anthony cambió su apellido por Wilhelm. Se sospecha que la A. del segundo nombre de Rudolf Wilhelm sería en realidad “Adolf”, debido a su profunda admiración por el Führer, pero lo cierto es que no se ha podido determinar con seguridad.

Anthony Joseph Williamson en su época de escolar, antes de partir a Alemania. Es el tercero de la primera fila de pie.


Rudolf A. Williamson sería una pieza clave del nazismo pues en repetidos viajes a la isla contactaría con banqueros interesados en el financiamiento del aparato bélico alemán. Asimismo se desempeñó como marchand, ofreciendo a diversas galerías de arte los cuadros de su amigo de la infancia Hitler, fracasando en este último empeño.


Adolf Hitler también participa, indirectamente, de esta historia.


Laurence Richard, el padre del obispo, fue un pastor anglicano del Hampshire, es decir, de uno de esos presuntos sacerdotes que hablan, visten y celebran como los sacerdotes católicos, pero cuya ordenación fue declarada inválida por el Papa León XIII a fines del S. XIX. Según otras versiones, su padre habría sido un protestante escocés, jefe de compras en los famosos almacenes Mark and Spencer, que terminó su carrera frustrado por no haber obtenido el puesto que ambicionaba, por causa, al parecer, de su ascendencia Goyim. Lo concreto es que como pastor no destacó y ciertamente en la casa su figura fue opacada por la presencia dominante de la madre.


Laurence R. en su juventud, con amigos del Old Oswestrians School.


To be continued


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