Toda verdad nace entre un
buey y un asno.
Nicolás
Gómez Dávila
Falsa oposición dialéctica.
De un lado y de otro se vienen ofreciendo, a través de
sendos sitios o blogs de internet, falsas oposiciones dialécticas con las
cuales se intenta facilitar a los lectores o adscriptos de respectivas
corrientes de la Tradición católica, la adhesión incondicional a cada una de
ellas, a partir de la propia comparación (desde luego que con resultados
favorables) con el enemigo.
Como escribió Gómez Dávila: “El hombre prefiere disculparse con la culpa ajena que con la inocencia propia”. Es la política de partidos ensuciando neciamente la labor de apostolado en la difusión de la verdad.
Como escribió Gómez Dávila: “El hombre prefiere disculparse con la culpa ajena que con la inocencia propia”. Es la política de partidos ensuciando neciamente la labor de apostolado en la difusión de la verdad.
De un lado se encuentran los farisaicos superapóstoles, los
“separados” sedevacantistas, los “domadores de leones”, los amantes de la
independencia y la autonomía (curioso: algo propio de los liberales a los que
afirman combatir) que en nombre de la pureza de una doctrina sectaria y
obnubilada por la soberbia, declaman agresivamente que la llamada Resistencia
católica (por ellos tildada de “fláccida e impotente”) y la neo-Fraternidad forman
un tándem de falsa resistencia a los postulados de la iglesia conciliar,
mientras que serían ellos, los super-tradis-radiales-apocalíptico-milenaristas-potentes
la verdadera resistencia y la verdadera opción a elegir para mantenerse firme y
absolutamente católicos.
Del otro lado, los fanáticos seguidores de la neo FSSPX,
pusilánimes y obsecuentes que se escudan en la obediencia ciega e idiota
disfrazada de “prudencia”, que han aceptado los principios liberales que
corrompen aceleradamente la congregación fundada por Mons. Lefebvre sin que
ellos denuncien el hecho o lo combatan, pues ni siquiera se atreven a admitirlo
o a querer averiguarlo, que temerosos de la menor crítica a la traición de sus
superiores se contentan con intentar despedazar mediante berrinches insultantes
a quienes ponen en evidencia estos hechos, estos declaman agresivamente que la
Resistencia en ciernes bajo el cuidado del obispo Williamson y el grupo que
responde al cura Ceriani, constituyen una falsa resistencia y ellos serían en
realidad los auténticos seguidores de Mons. Lefebvre en el “baluarte” de la
Fraternidad.
Mientras los falsos resistentes se despedazan entre sí, en
la Fraternidad las cosas marchan magníficamente bien, según el Branding
periconiense del Distrito América del Sur.
(Imagen del último Encuentro de familias de la Frater)
Los primeros ponen en su vidriera malas y alborotadas argumentaciones,
propias deshonestidades disfrazadas de originales aportaciones, difamaciones y
mentiras manifiestas perdidas entre farragosas y laberínticas explicaciones,
arrogancia insultante cubierta de devotería bien publicitada. Su propósito
final termina siendo la destrucción del otro para sobre ese “cadáver” elevarse
a sí mismos (v.gr. el asunto “Spes”).
Los segundos ponen sobre el tapete, a fin de convencer a los
vacilantes y no tan genuflexos, la “extensión del apostolado” de la
Fraternidad, los números estadísticos y las obras edilicias, sin mencionar los
manejos espurios del dinero, los principios liberales admitidos explícitamente
y la corrupción en muchos miembros que han permitido esa “extensión” tan
insustancial y falsa como las “extensiones” de cabello que usan las vedettes
que abundan en la politiquería sudamericana. Recordemos con Gomez Dávila: “La cantidad sola basta para despertar la
admiración del moderno”.
Para unos la pelea es por la “primogenitura”, como afirmó
acertadamente un liberal fraternitario.
Para los otros, ya seguros de su “primogenitura” supertradi
en la Fraternidad, no hay pelea digna sino que hay sometimiento al “diálogo”
con quienes han dejado de llamar enemigos (los sodomizados modernistas). La
prueba patente de ello está inmediatamente en las “reuniones informales” que se
han empezado a realizar, y que deberán continuar entre los priores de la
Fraternidad y los obispos conciliares.
Frente a tales alternativas “publicitarias”, y de nuestra
parte, no creemos que se ofrezca “publicitariamente” ni con ningún tipo de
“branding” corporativo-empresarial otra alternativa en ese tenor en lo que se
conoce como “Resistencia católica”. Estúpido, falso y desleal sería hacerlo y,
a decir verdad, no vemos que nadie lo haga. La resistencia ni siquiera termina
de organizarse, ni es una entidad químicamente pura, ni faltan en ella
confundidos o elementos disolventes y anárquicos, como para que encima se
recurra al método de la “propaganda” de las propias bondades. Pero es esa no admisión
de aquellos métodos lo que precisamente ayudará en alguna medida a la
integridad del combate que se lleva a cabo. De allí que las estúpidas o
infundadas acusaciones de anarquía o de peleas no pueden adosarse a la resistencia
como un todo en bloque. No saber indagar en todo esto que pasa y hacer
generalizaciones atrevidas con el fin de justificar la propia inepcia, cobardía
o estulticia, es una falta ciertamente grave y peligrosa para quienes las
cometen.
En lo que concierne a este nuestro espacio de combate, vale
acotar terminando el año alguna aclarancioncilla al respecto, por si a algún
rezagado le interesa todavía descubrir su propia necedad, tarea que todo
católico tiene que hacer pues se combate en primer lugar contra sí mismo (otra vez
Gómez Dávila: “Los mediocres nos salvamos cuando somos
tan mediocres que logramos verlo”). Los más adelantados nos perdonarán las obviedades y
repeticiones en que pudiéramos incurrir.
Eso, eso. En vez de ocuparse de los otros para distraer la
atención, ocúpense del último sermón de Mons. Fellay en las ordenaciones de La Reja.
Y del exitoso nacimiento instalado en el parlamento de la Unión Europea. Y de otras estupendas iniciativas
combativas del Superior general. Eso es algo bueno de qué ocuparse.
Nuestro
blog, podríamos decir, encuentra su justificación en Mt. 11,25, y su referencia
a los “sabios y prudentes” a quienes Nuestro Señor no les revela el Evangelio,
pues lo da a conocer a los que son “pequeños”. Para poner en evidencia a
fariseos, liberales, modernistas, marxistas, y todos los que soberbiamente se
hacen a sí mismos “sabios y prudentes” o “maestros y entendidos”, pero en
realidad son lo contrario, hemos venido a lanzar los humorísticos “mamporros”
en esta especie de “desengañador gauchipolíticoreligiosoresistente” de los
tiempos convulsos e internáuticos. También lo hacemos siguiendo al Salmista
cuando enseña que Dios se ha “preparado la alabanza de la boca de los pequeños
y de los lactantes”, para confundir a sus enemigos “y hacer callar al
adversario y al perseguidor” (Sal. 8). Acá no se mata a nadie, simplemente se
ponen en la vidriera (“Igual que en la vidriera irrespetuosa/de los
cambalaches/se ha mezclao la vida,/y herida por un sable sin remaches/ves
llorar la Biblia/contra un calefón...”) las actividades, los escritos, las
actitudes rastreras, indignas, viles, que se quieren hacer pasar por
“respetables”, “prudentes”, “sabias”, “devotas”, “piadosas” o “católicas”, es
decir, todo aquello que quienes se engañan a sí mismos o aceptan el engaño,
intentan transmitir a los demás como lo “bueno”, lo “correcto”, lo “mejor”,
etc. A aquellos que se mueven entre la obediencia irresponsable y la pertinaz
desobediencia, la cómoda indecisión y la racionalidad oscurecida por la pasión.
“Nuestra alma está muy harta del escarnio de
los saciados, del oprobio de los soberbios”, dice el Salmo
122. Ante tal hartazgo el bálsamo del humor viene a dar alivio y poner ante los
propios ojos la advertencia: “así somos, cuidado”. Incluso nos advierte una
epístola paulina que “ninguna raíz de
amargura brotando fuera os sofoque” (Heb. 12,15). Así que para venir a
evitar el celo amargo y el celo almibarado, apelamos al recurso de seguir
combatiendo en un terreno que evite tales desvíos.
Los
necios y los orgullosos tienen negado o enturbiado el sentido del humor. Unos
son los burladores que retrata la Sagrada Escritura (Prov. 14,6; 15,12) que llegan al escarnio y el sarcasmo. Otros
son los que dicen que Cristo no tenía sentido del humor (ver acá).
Pero
la Biblia nos enseña el sentido del humor y la ironía en muchos pasajes (Ecles.
21,7 ss.; Prov. 11,22; 21,19; 27, 15-16) y también el trato que debe
dispensarse a los necios: “Responde al
necio como su necesidad se merece, para que no se considere como sabio”
(Prov. 26,5).
Los
santos nos han enseñado cómo desborda su alegría muchas veces a través del
humor (por ejemplo acá).
Decía
Santo Tomás Moro (que de humor e ironías sabía bastante): “El diablo... el espíritu orgulloso... no puede aguantar que se mofen de
él...”. Y el genial Chesterton: “Los
locos siempre son serios; enloquecen por falta de humor”. Decía otro
estilista del humor agudo, Anzoátegui, que el gordo inglés “allanaba las casas
de las personas respetables” (sus palabras memorables acá).
Quizá
no venga mal recordar al doctor Piscolabis,
ni que el humor es algo propio del hombre magnánimo
que tiene así sus pequeñas alegrías.
Ese es el hombre capaz de decir cuando sea necesario “Non
lo sapevate un corno”.
En
fin, y para no extendernos más como algunos que se extienden en dilatadísimas
lecciones de su gran y potente sapiencia, o como otros que se extienden en
esplendorosas y “brandingmáticas” obras, finiquitamos esto con otra perla del
inglés don Gilberto: “Los ángeles pueden
volar porque se toman a sí mismos a la ligera”. Que os aproveche.