"Créeme:
muchos, que juzgan verbalmente y por escrito y con obras voluminosas que ellos
han defendido alguna opinión o que han refutado a algún adversario, si pudiesen
ser obligados a redactar en forma silogística todo lo que ha sido materia de
sus disputaciones, al instante se darían cuenta que ellos tal vez han declamado
elocuentemente, han escrito con erudición, han presentado descripciones
elegantes, pero que al mismo tiempo se han apartado del fin propuesto, no
han demostrado absolutamente nada, no han refutado nada; más aún, tal vez ni
siquiera se han dado cuenta con claridad qué es lo que había que demostrar o
qué es o lo que tenían que refutar. Créeme de nuevo: si este modo de disertar
se empleara en líneas generales en los temas principalmente más sutiles y
complejos, o en aquellos que excitan las chispas de las ambiciones
humanas, muchas cuestiones, que se debaten por una y por otra parte, no se
debatirían; muchas otras cuestiones se resolverían sin ninguna dificultad, y
muchas otras, que se tienen como resueltas, se vería que no están resueltas, y
que, más aún, son insolubles; muchos errores apenas surgidos, hubieran desaparecido;
la presuntuosidad, los altercados, las iras de los rivales en la discusión
apenas tendrían lugar".
“Vivamos la milicia del cristianismo con buen humor
de guerrillero, no con hosquedad de guarnición sitiada”.
Nicolás Gómez Dávila
“Estoy inaugurando en la Argentina la literatura anticlericalosa. En todos los países católicos existe y aquí es una vergüenza. Los eclesiásticos, como toda sociedad humana, tienen sus defectos, abusos y ridiculeces y si no existe un contraveneno, el córrigo-ridendo-mores, campan con todos sus respetos, como una murga cualquiera”.
Padre Leonardo Castellani