“Don Camilo contó esta fabulita:
–Un
lobo feroz recorriendo hambriento los campos, llegó a un prado cercado por una
valla altísima de red metálica. Y, dentro del recinto, pacían tranquilas las
ovejitas.
El
lobo recorrió todo el cercado para descubrir alguna malla que por casualidad se
hubiera aflojado en la red, pero no encontró ningún agujero. Cavó con las patas
para intentar hacer un hoyo en la tierra y pasar bajo la red, pero todo
esfuerzo fue vano. Probó saltar la red, pero no conseguía llegar siquiera a
mitad de ella. Entonces se presentó en la puerta del recinto y gritó:
"¡Paz! ¡Paz! ¡Todos somos criaturas de Dios y debemos vivir según las
leyes de Dios!" Las ovejitas se acercaron, y entonces el lobo dijo con voz
inspirada: "¡Viva la legalidad! ¡Acabe de una vez el reinado de la
violencia! ¡Hagamos una tregua!"
"¡Bien!"
contestaron las ovejitas. "¡Hagamos una tregua!" Y volvieron
tranquilamente a comer el pastito.
El
lobo se acostó delante de la puerta del recinto, muy buenito y allí se quedó
entreteniéndose en cantar alegremente. De vez en cuando se alzaba e iba a comer
el pasto que estaba al pie de la red metálica.
"¡Uh,
mira qué cosa!", dijeron asombradas las ovejas. "¡También él come el
pasto como nosotros! Nunca nos habían dicho que los lobos comen pasto".
"¡Yo
no soy un lobo!", contestó el lobo. "Yo soy una oveja como ustedes.
Una oveja de otra raza". Luego explicó que las ovejas de todas las razas
debieran unirse, hacer causa común.
"¿Por
qué?", dijo al fin. "¿Por qué no fundamos un Frente Ovino
Democrático? Yo acepto con gusto, y aunque la idea no es mía, no pretendo
ningún puesto de mando. Es hora de unirse para hacer causa común contra el
común enemigo que nos esquila, nos roba la leche y después nos manda al
matadero". "¡Qué bien habla!", observaron algunas ovejas.
"¡Hay que hacer causa común!"
Y
adhirieron al Frente Ovino Democrático, y un buen día abrieron la puerta al
lobo, que entró en el cercado, y vuéltose
jefe del pequeño rebaño, empezó, en nombre de la Idea, la depuración de todas
las ovejas antidemocráticas, y las primeras que cayeron bajo sus colmillos
fueron naturalmente las que le habían abierto la puerta. Al fin la obra de
depuración concluyó, y cuando no quedó ni una oveja, el lobo exclamó
triunfalmente: "¡Mirad por fin a todo el pueblo unido y acorde! ¡Vamos a
democratizar otro rebaño!"
Giovanni Guareschi. "La vuelta de don Camilo" (La
penitencia). P. 25/26. Kraft. Buenos Aires, 1955.
Nota CRM: Si a algún
lector se le ocurre pensar que esta fabulita se acomoda muy bien a lo que está
sucediendo en los últimos años –y a punto de concluirse- entre la Roma modernista
y la Neo-FSSPX, está en todo su derecho de hacerlo.