"El principio moral de que es lícito elegir un
mal menor vale en determinados casos, por ejemplo el de la “legítima defensa”,
“servato moderamine inculpatae tutelae”, como dicen. No vale en todos. En el
caso de conciencia propuesto por el film El mar no perdona, por ejemplo, el
capitán del bote salvavidas que da muerte directamente a algunos de los
náufragos para salvar al resto, procede inmoralmente.
En el caso de error, no se puede elegir el “menor
error”. ¿Cuál es el menor error? ¿Por ventura el error mezclado con verdades?
Esos suelen ser los más perniciosos…El liberalismo es un error. ¿Puedo elegir
el liberalismo para alejar al comunismo? No. Debo rechazarlos ambos. El
error es el mal más grande del hombre. El liberalismo es pecado, escribió
Sardá y Salvany, un librito muy útil para la Argentina que habría que
proponerle a Emecé.
Si hay una discusión entre siete hombres, uno de
los cuales dice que dos más dos son cuatro, otros tres dicen que dos más dos
son cinco, y los tres restantes que dos y dos son cuatrocientos, ¿deberá el
primero ponerse de parte de los del cinco porque es un error menor? Aquí en la
Argentina muchísimos se pondrían de inmediato, sobre todo si les dan a ellos 5
por cada 2 y 2”.
Padre Castellani, “El mal menor” febrero de 1958.
"El
voto tiene su eficacia cuando se practica en un grupo humano comunitario, donde
todos se conocen; que no puede ser por tanto sino limitado; lo otro es elmito
seudorreligioso de la seudodemocracia, o democacaracia. (...)
Tengo que decir más, puesto que me lo piden, del
"sufragio"; el cual yo rehúyo, me voy de Buenos Aires o me
enfermo cuando hay "votaciones": son contra mi conciencia. Desde que el mundo es mundo, la elección ha erigido
gobiernos; nadie rechaza la elección. Lo que Lugones y yo tras él decimos es
que, tal como aquí se practica, ella es absurda y es fuente de
ilegitimidad política; hablando en plata, de usurpación del poder. Santo
Tomás acogió y justificó la elección -que su maestro Aristóteles trataba con
bastante sorna- pero no esta elección de la democacaracia".
Padre Castellani
Se inaugura
la democracia española, 1977, Adolfo Suárez.
«La democracia sería una inocentada si
no entrañase una blasfemia»
Nicolás
Gómez Dávila.
“Cuando
eliminamos a Dios, el gobierno se convierte en dios”.
G. K. Chesterton
El asesino
comunista Santiago Carrillo, votando en elecciones democráticas.
"El
votante se encuentra en el aprieto siguiente: lo ha invitado a tomar una
decisión libre un poder que no piensa atenerse, por su lado, a las reglas del
juego. Es el mismo poder que le exige un juramento, en tanto él mismo vive de
perjurar".
Ernst Jünger, "La emboscadura".
"La
actitud consistente en no participar en las elecciones es una de las que llenan
de inquietud a Leviatán."
Ernst Jünger, "La emboscadura".