Francisco, You know, bebió agua de un vaso,
mientras discurseaba en el Congreso de
Yanquilandia.
Y el congresista Bob Brady decidió aprovechar las
virtudes mágicas del recipiente y el resto de su contenido para sí y su familia, sorbiendo a continuación el
saldo del brebaje no ingerido por el pontífice porteño…
No sabemos si automáticamente se curaron sus dolencias y enfermedades, y se volvieron todos humildes
como Bergoglio, y empezaron a usar zapatos gastados y a viajar en
automóviles pequeños y a convidar emparedados a los vigilantes del Congreso, pero quizás sí se haya visto estimulada la angurria de poder del
congresista Brady, y éste pueda ahora escalar posiciones hasta llegar a la Presidencia de los Estados Unidos de América.
¡Qué fenómeno!
¡Qué fenómeno!
Pero ¡cuidado!, porque el líquido escanciado tiene sus
efectos colaterales:
Mejor nos tomamos una ginebra…